La relación entre el cambio climático y el sector agrario es indudable. Disminución de precipitaciones, DANAS, heladas y altas temperaturas son las principales razones que provocan mermas e incidencias tanto en la agricultura como en la ganadería que podrían elevar a los 1.200 millones de euros la siniestralidad en 023. Y las previsiones, según expertos en la materia, apuntan cada vez con mayor probabilidad a que estos fenómenos ocurran con mayor intensidad y en períodos más cortos de tiempo.
El hecho de que se espere una siniestralidad récord en 2023 por parte de Agroseguro, la Agrupación Española de Entidades Aseguradoras de los Seguros Agrarios Combinados, no es más que una nueva constatación de que algo está cambiando y ocurriendo con la climatología.
Ante esta situación, la gran ventaja con la que cuentan los agricultores y ganaderos españoles es un sistema de gestión de riesgos que, con sus defectos y sus virtudes, les permite minimizar riesgos de eventualidades ajenas y externas que están fuera de su control. Un sistema que cuenta ya con más de cuarenta años de existencia y con un fuerte apoyo público anual, tanto del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación como de las comunidades autónomas, que en 2022 superó los 384 millones de euros en subvenciones aportadas para reducir las primas a cargo de los agricultores y ganaderos.
Ya sea por el fruto del incremento de los siniestros ocurridos, de la percepción de la probabilidad de que estos ocurran o por la mejor gestión de riesgos por parte de agricultores y ganaderos, la verdad es que año tras año se incrementa el capital asegurado, llegando rebasar en 2022 los 16.000 millones de euros por primera vez, según el informe anual de 2022 presentado por Agroseguro, y unas previsiones de ingresos por primas en torno a los 930 millones de euros en 2023.
Otro dato importante que destacar y que tan solo analizando a simple vista los números mencionados anteriormente se puede comprobar, es que las primas abonadas por la contratación de estos seguros no cubren las indemnizaciones. Esto implica, y hay que ser conscientes de ello, que además de las subvenciones aportadas para la reducción del coste del seguro, hay que añadir el montante asumido por el Consorcio de Compensación de Seguros, dependiente del Ministerio de Asuntos Económicos, para compensar ese exceso en la siniestralidad que, para 2023, cifran en unos 400 millones de euros.
Son muchas las críticas que recibe este sistema español de seguros agrarios combinados, y en determinadas líneas de seguro no les falta razón, pero hay que reconocer que es un sistema que presta una gran ayuda y apoyo al sector agrario español y es referente a nivel internacional, como se puede constatar en las actividades de cooperación y colaboración internacional desarrolladas en diferentes países para promover y dar a conocer el funcionamiento del seguro agrario.
A veces, no valoramos las cosas hasta que las perdemos; actualmente el sector agrario español recibe en indemnizaciones aproximadamente el triple del importe que paga en primas de seguros. Y para que el sistema evolucione y mejore es necesario que creamos en él y contratemos las líneas de seguro que nos ofrece, no pensando en lo que nos va a reportar de indemnización, sino como la mejor forma de gestionar el riesgo real, y cada vez mayor, al que se enfrentan nuestras explotaciones agrarias ante el cambio climático.