Ser una de las pioneras en la divulgación de la economía política, conseguir el voto femenino en Reino Unido o impulsar la puesta en marcha del que fue el segundo centro universitario que admitió mujeres en la Universidad de Cambridge. Esta es la carta de presentación de Millicent Garrett Fawcett (Aldeburgh, Suffolk, 1847- Londres, 1929).
Esta economista, feminista, líder política y sindical, y escritora británica hizo historia a través de su valentía y su espíritu crítico. Su pensamiento puede sintetizarse en la frase ‘El coraje llama al coraje en todas partes’ (‘Courage calls to courage everywhere’), que pronunció en un discurso tras la muerte, en 1913, de la sufragista Emily Wilding Davison.
Esa lucha desde joven por conseguir la igualdad de oportunidades de la mujer a todos los niveles la hizo merecedora de un espacio destacado en la plaza ante el Parlamento británico, en Londres. Desde abril de 2018 su escultura se yergue junto a las de otros once personajes históricos, todos ellos hombres, tales como Winston Churchill, Mahatma Ghandi, Nelson Mandela o Abraham Lincoln.
Garrett Fawcett, que en 1924 recibió la Cruz de la Orden del Imperio Británico y fue elevada al rango de Dama, es recordada por ser la primera sufragista británica, pero también por divulgar y popularizar la economía política a través de sus obras.
Nacida en el seno de una familia acomodada, fue una autodidacta de la economía política, y, pese a que ser mujer en la época victoriana podía ser sinónimo de debilidad y dependencia, consiguió no estar a la sombra de nadie. Precisamente, el destino quiso que la ceguera de su marido, Henry Fawcett, diputado liberal y profesor de Economía Política en la Universidad de Cambridge, la adentrara en el pensamiento económico.
Garrett Fawcett se convirtió “en los ojos y las manos” de su marido, como ella mismo relató en sus memorias (‘What I remember’ –‘Lo que recuerdo’–, 1924). Actuó de lectora y ayudante para sus estudios y escritos, y siempre le acompañó al Parlamento británico. De este modo, en 1867 presenció el primer debate sobre el sufragio femenino, con la intervención de John Stuart Mill, destacado economista y filósofo defensor de los derechos de las mujeres.
En cuanto a sus obras, destacan especialmente ‘Political economy for beginners’ (‘Economía política para principiantes’, 1870), ‘Essays and lectures on social and polítical subjects’ (‘Ensayos y lecciones sobre cuestiones políticas y sociales’, 1872) y ‘Tales in political economy’ (‘Relatos de economía política’, 1874).
Millicent Garrett Fawcett, un éxito editorial
De dichas obras, su manual de economía para principiantes se convirtió en un éxito editorial, como lo demuestran las diez ediciones publicadas a lo largo de más de 40 años y el haber sido traducido a cuatro idiomas. En esta obra, Garrett Fawcett, basándose en un estudio completo de las leyes que promueven la producción de un país, trata de mostrar la senda adecuada para favorecer el crecimiento económico continuado.
Por otra parte, ‘Essays and lectures on social and political subjects’ es una colección de 14 estudios firmados conjuntamente con su marido. Los aspectos económicos de la gratuidad de la enseñanza pública, la deuda del país o la prosperidad nacional son algunos de los temas abordados.
El capitán Adam, protagonista de sus relatos
Con ese deseo de hacer que la economía fuera fácil de entender, también escribió ‘Tales in political economy’, una recopilación de cuentos ilustrativos de lecciones de economía. Para amenizar a sus lectores utilizaba la figura de un marinero, el capitán Adam, como protagonista de cuatro aventuras con las que explicar la organización productiva de diferentes regiones.
A partir de 1884 se dedicó de lleno al movimiento sufragista británico, luchando de forma incansable por los derechos de las mujeres. Así, llegó a presidir durante 12 años la Unión Nacional de Sociedades del Sufragio Femenino (National Union of Women's Suffrage Society -NUWSS-).
Garret Fawcett sabía que era necesario defender, siempre con medios pacíficos, los derechos de la mujer y, especialmente, su acceso a la educación y al trabajo. Precisamente, desempeñó un papel importante en la fundación, en 1871, del Newnham College de la Universidad de Cambridge, uno de los primeros centros universitarios ingleses para mujeres.
Aparte de su más que significativo papel como sufragista, que contribuyó a que las mujeres mayores de 30 años pudieran votar por primera vez en Reino Unido en 1919, resalta, sin duda, la labor pedagógica que esta economista clásica, estudiosa de las leyes de la economía política, llevó a cabo entre la población. Una mujer, en definitiva, visionaria, con criterio, tolerante y sobre todo valiente, que dedicó todos sus esfuerzos a construir una sociedad más justa e igualitaria.