El 9 de octubre de 2013 el presidente de Estados Unidos Barack Obama compareció para comunicar quién sería el próximo responsable de la Reserva Federal, el banco central más importante del mundo. La elegida para el puesto fue Janet Yellen, economista y profesora universitaria, que se convertía así en la primera mujer en ocupar dicho cargo.
Janet Yellen culminaba de esta forma una trayectoria profesional y vital dedicada por completo a la economía. Nacida en Brooklyn (Nueva York) en 1946, descendiente de judíos polacos, se graduó summa cum laude en Economía por la Universidad de Brown y obtuvo su doctorado en la Universidad de Yale bajo la supervisión de los premios Nobel de Economía James Tobin y Joseph Stiglitz.
Tanto sus admiradores como sus detractores la describen como una mujer calmada, sensata y con un buen juicio de la realidad, y por tener una visión de ‘paloma’ (dovish) en materia económica, es decir, más preocupada por la falta de creación de empleo que por una inflación elevada.
Comenzó su carrera profesional como profesora universitaria en prestigiosos centros de Estados Unidos. Fue presidenta del Consejo de Asesores Económicos durante la presidencia del demócrata Bill Clinton y en 1994 se incorporó a la Reserva Federal como miembro de la junta de gobierno. Diez años después, asumió el cargo de presidenta del Banco de la Reserva Federal de San Francisco, en California.
En 2010 fue nombrada vicepresidenta de la junta de gobierno de la Reserva Federal, que estaba en ese momento bajo el mando de Ben Bernanke. Al término del mandato de éste, en 2014, el presidente Barack Obama decidió nominarla para que se pusiera al frente de dicha institución. Estados Unidos se encontraba entonces en el buen camino de la recuperación de la llamada Gran Recesión, que desde 2007 había golpeado la economía mundial y afectado a miles de familias.
Aunque no era la principal candidata de Obama, el presidente dijo que se decantó por ella porque quería a una persona “que mantuviera la inflación a raya” y que facilitara la creación de empleo. Yellen era la adecuada para el cargo por su destacado perfil dovish, además de por “su buen juicio” y por la “alta estima” de sus colegas. Además, destacó de ella que fue de las primeras voces en alertar de las turbulencias económicas antes de que se desencadenara la crisis de la burbuja hipotecaria en Estados Unidos.
Durante sus cuatro años de mandato al frente de la Fed, Yellen impulsó las políticas económicas que estimó convenientes para “promover el máximo empleo, precios estables y un sistema financiero fuerte”, que revirtieran en el bien del país y que, especialmente, garantizaran el bienestar de los más castigados por la crisis financiera, como dijo el día de su nominación. Sus decisiones resultaron acertadas y el empleo y los salarios crecieron, a la vez que mantuvo bajos los tipos de interés.
Tras la llegada a la Casa Blanca del presidente Donald Trump, este sopesó nominarla para un segundo mandato, como había sucedido con todos sus predecesores. Sin embargo, no se lo otorgó, y fue relevada por Jerome H. Powell en febrero de 2018. No poder continuar supuso una decepción para ella, según sus palabras, pero se fue con satisfacción: “He podido hacer en la Fed lo que pretendía”.
Un romance con y en la Fed
“El trabajo que hago aquí es el centro de mi existencia”. Así se despedía Janet Yellen de la institución a la que ha dedicado gran parte de su vida. En una entrevista con la cadena CBS, la mujer que ya forma parte de la Historia económica de los Estados Unidos dijo que con su labor quería “demostrar que las mujeres pueden hacerlo bien en este puesto”.
Sus palabras desprenden el aprecio que Yellen tiene por la institución. Y es que está tan ligada a su vida personal que incluso encontró allí el amor, ya que fue en la Fed donde conoció a su marido, el economista ganador del premio Nobel George Akerlof.
Él ha dicho de ella: “No solo nuestras personalidades encajan perfectamente, sino que siempre hemos estado en perfecto acuerdo en macroeconomía”. Ambos son declarados economistas keynesianos que estiman que los mercados económicos necesitan de la regulación gubernamental para funcionar correctamente.
Aunque desvinculada ya de la Reserva Federal, Janet Yellen continúa en activo. Ahora trabaja para el think tank estadounidense Brookings Institution. A sus 72 años, puede que ya no vuelva a sentarse más en el sillón de la Fed, pero no ha perdido lo que ha sido el eje central de su vida: su dedicación y pasión por la economía.