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Bonos verdes europeos o cómo viajar hacia una transición económica sostenible

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María José Rueda Fernández

Licenciada en Psicología

Sobre mi

Licenciada en Psicología (Universidad de Málaga). Máster en Dirección de RR.HH. por la Fundación Escuela de Negocios de Andalucía (ESNA) de Granada. Postgrado en Comunicación e Imagen, I+D y Calidad. Experta Europea en Responsabilidad Social Corporativa. Auditora experta de Sistemas de Gestión de Calidad y de Medioambiente. Actualmente trabaja en el ámbito de la Sostenibilidad (ESG) en el sector.

Los bonos verdes europeos han sido un importante avance en la financiación sostenible y han contribuido a impulsar la inversión en proyectos que benefician al medioambiente y a la sociedad en su conjunto

20 Nov 2024

8 Min de lectura

¿Qué son los bonos verdes y cuál es su finalidad? Quizá, para responder a esta pregunta inicial, habría que aclarar qué son los bonos, en general. Por definirlo de forma sencilla, los bonos son instrumentos de deuda que emiten empresas o administraciones para captar financiación para el desarrollo de distintos proyectos.

 

Los bonos verdes funcionan de manera similar a los bonos tradicionales, pero con la diferencia de que los fondos recaudados se destinan exclusivamente a proyectos que tengan un impacto positivo en el medioambiente.

 

Los bonos verdes son una de las principales maneras de financiar las inversiones en tecnología verde, eficiencia energética y de recursos, e infraestructuras de transporte sostenible y de investigación medioambientalmente sostenible. Estos bonos se enmarcan en la categoría de los bonos con criterios ESG (Ambientales, Sociales y de Gobierno Corporativo). Las empresas financieras y no financieras, así como entidades no societarias como los emisores soberanos, pueden emitir dichos bonos.

 

Los bonos verdes ayudan a aplicar la transición de la Unión Europea (UE) a una economía climáticamente neutra y eficiente. Además, estos bonos están regidos, entre otros, por la Asociación Internacional de Mercados de Capitales (ICMA, en inglés) que dictó en junio de 2021 los Principios de los Bonos Verdes (Green Bond Principles-GBP, por sus siglas en inglés).

 

En estos principios se establece que los bonos deben dirigirse a “la financiación de proyectos que contribuyan a la sostenibilidad ambiental” y dicta que las directrices que deben regirlos son “transparencia, publicidad y reporte de informes”.

 

Antecedentes de los bonos verdes en Europa y en España

 

La historia de los bonos verdes empieza en los 2000, cuando el mundo se empezó a tomar mayor conciencia de problemas como el calentamiento global o la deforestación. No obstante, no sería hasta unos cuantos años después, en julio de 2007, cuando el Banco Europeo de Inversiones (BEI) lanzó al mercado su primera emisión.

 

Un año más tarde, recogería el testigo el Banco Mundial con una nueva emisión que terminó de plantar las bases de un mercado emergente que ahora es gigantesco.

 

El 6 de julio de 2021 la Comisión Europea (CE) publicó su propuesta de Reglamento sobre un estándar voluntario para los bonos verdes europeos (el Reglamento) cuya finalidad era la de establecer un marco común normativo para el uso de la denominación “bono verde europeo” o “BVEu” y un sistema para registrar y supervisar a las empresas que actúen como verificadores externos de los mismos. La propuesta establecía un marco que pudiera ser usado por todos los emisores de bonos verdes, por el sector público y privado, por las empresas financieras y no financieras, por los emisores de bonos garantizados y las titulizaciones, cuyos valores sean emitidos por una sociedad instrumental. Asimismo, para ser usado por emisores tanto de dentro como de fuera de la Unión Europea (UE).

 

Posteriormente, el 22 de noviembre de 2023 el Parlamento y el Consejo de la Unión Europea aprobaron el Reglamento (UE) 2023/2631 por el que se creaba una norma para los bonos verdes europeos y la divulgación de información opcional para los bonos comercializados como bonos medioambientalmente sostenibles y para los bonos vinculados a la sostenibilidad.

 

Este Reglamento:

  • establece requisitos uniformes para los emisores que deseen utilizar la designación bono verde europeo o BVEu;
  • crea un sistema de registro y supervisión para los verificadores externos de los BVEu;
  • proporciona plantillas de divulgación de información, en particular para la divulgación de información previa a la emisión y los informes de asignación vinculados a los BVEu.

 

En España, el marco de bonos verdes se publicó en julio de 2021, y en él se recogen los principales elementos, en base a las mejores prácticas a nivel internacional, de las emisiones de bonos verdes realizadas por el Tesoro Público.  De esta forma, el Marco de Bonos Verdes del España está alineado con los Principios de Bonos Verdes, así como con la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas. Por otro lado, se procura su alineación con los principales objetivos de sostenibilidad definidos a nivel comunitario, en particular los objetivos de la Taxonomía de Finanzas Sostenibles de la Unión Europea.

 

Pero, ¿qué son esos bonos verdes y por qué resultan tan relevantes?

 

Su principal peculiaridad reside en su objetivo, este es: deben destinarse obligatoriamente a financiar actividades económicas que, sean medioambientalmente sostenibles y cumplan los requisitos del Reglamento de Taxonomía, o contribuyan a la transformación de actividades de forma que estas puedan cumplir esos requisitos en un plazo razonablemente corto.

 

Por tanto, todos los ingresos de los bonos verdes europeos deberán invertirse en actividades económicas que estén en consonancia con la taxonomía de la UE para las actividades sostenibles, siempre que los sectores afectados ya estén cubiertos por ella.

 

Dicho de otra manera, los ingresos de los bonos verdes europeos deben:

  1. utilizarse para financiar actividades económicas que tengan un impacto positivo duradero en el medioambiente,
  2. ayudar a paliar los llamados criterios ESG (ambiental, social y de gobierno)
  3. y enmarcarse en los ya mencionados Principios de Bonos Verdes.

 

Al destinar los fondos a actividades que promueven la sostenibilidad ambiental, se contribuye a la transición hacia una economía más verde y se impulsa la adopción de prácticas empresariales responsables. Además, los bonos verdes también pueden beneficiar a las empresas emisoras al mejorar su reputación y atraer a inversores comprometidos con la sostenibilidad.

 

Principales usos de los bonos verdes: proyectos que se pueden financiar con los bonos verdes

 

Como acabamos de mencionar, los destinos de los bonos verdes vienen regidos por los llamados Green Bond Principles (GBP), que determinan el hecho de que un bono pueda recibir la certificación de bono verde. Para ello, sus fondos deben destinarse a una de las categorías incluidas en la siguiente lista, o similar:

  1. Energías renovables
  2. Eficiencia energética
  3. Transporte sostenible
  4. Gestión sostenible del agua
  5. Protección de la biodiversidad
  6. Construcción sostenible
  7. Agricultura sostenible
  8. Gestión de residuos
  9. Adaptación al cambio climático
  10. Tecnologías limpias

 

Estas categorías se han establecido con el objetivo de promover la inversión en proyectos que contribuyan a la mitigación del cambio climático y la protección del medio ambiente. Los emisores de bonos verdes deben informar de manera transparente sobre el uso de los fondos y el impacto ambiental de los proyectos financiados, para garantizar que cumplen con los principios de los bonos verdes.

 

Registros, supervisión, divulgación y transparencia para evitar el “ecopostureo”

 

Como ya se ha comentado, el Reglamento establece, además, un sistema de registro y un marco de supervisión para los verificadores externos de bonos verdes europeos.

 

Para evitar el ecopostureo en el mercado de los bonos verdes en general, el Reglamento también establece unos requisitos voluntarios de divulgación para otros bonos sostenibles desde el punto de vista medioambiental y bonos vinculados a la sostenibilidad emitidos en la UE. En este caso, la divulgación de información sobre el impacto medioambiental de los proyectos financiados será opcional, pero se incentivará su inclusión para aumentar la transparencia y la confianza de los inversores.

 

Estos requisitos voluntarios de divulgación incluyen la necesidad de proporcionar información clara y transparente sobre el uso de los fondos obtenidos a través de la emisión de bonos sostenibles, así como sobre el impacto medioambiental y social de los proyectos financiados. Como hemos comentado, se anima a los emisores de bonos sostenibles a seguir las mejores prácticas en materia de divulgación y transparencia.

 

Por lo tanto, la divulgación y transparencia en la emisión y uso de estos bonos son fundamentales para garantizar la confianza de los inversores y la efectividad de los proyectos financiados. La divulgación de información clara y detallada sobre los proyectos financiados con bonos verdes permite a los inversores evaluar el impacto ambiental y social de sus inversiones, así como monitorear el cumplimiento de los compromisos adquiridos por los emisores. Además, la divulgación y transparencia en la emisión de bonos verdes también ayudan a promover buenas prácticas de gobierno corporativo y a fomentar la adopción de estándares internacionales de sostenibilidad. Esto a su vez puede atraer a más inversores interesados en financiar proyectos sostenibles y contribuir al desarrollo de un mercado de bonos verdes más robusto y transparente.

 

El Reglamento (UE) 2023/2631 entró en vigor el 20 de diciembre de 2023, a los veinte días de su publicación en el Diario Oficial de la Unión Europea, y se aplicará a partir del 21 de diciembre de 2024. No obstante, hay artículos sujetos a distintas fechas de aplicación.

 

En resumen, los bonos verdes europeos han sido un importante avance en la financiación sostenible y han contribuido a impulsar la inversión en proyectos que beneficien al medioambiente y a la sociedad en su conjunto. Son una herramienta importante para fomentar la inversión en tecnologías limpias y sostenibles, y para promover un desarrollo económico más sostenible en general. Su regulación y estandarización han sido clave para su éxito y para garantizar su credibilidad y transparencia en el mercado.

 

 

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