Uno de los grandes principios del ahorro a largo plazo es que la rentabilidad y el riesgo suelen ir de la mano. Y es que, riesgo y rentabilidad son dos variables que están profundamente relacionadas entre sí. Existe una relación inversa entre riesgo y rentabilidad potencial para todas las opciones de ahorro e inversión. Cuanto mayor sea la rentabilidad que esperamos obtener al invertir nuestros ahorros, mayor será el riesgo que debemos asumir y viceversa.
Si bien es cierto que a todos nos gustaría obtener la mayor rentabilidad con la máxima garantía, no todas las personas están dispuestas a asumir los mismos riesgos en su inversión. Por eso es importante no aventurarse con el primer producto de inversión que veamos y saber hasta dónde estamos dispuestos a asumir riesgos a cambio de una rentabilidad potencial más o menos atractiva. Cuanto mayor es el riesgo de una inversión, mayor tendrá que ser su rentabilidad potencial para que sea atractiva a los inversores. Cada inversor tiene que decidir el nivel de riesgo que está dispuesto a asumir en busca de rentabilidades mayores.
Esta tolerancia al riesgo puede variar en función de la etapa de la vida de la persona y de sus objetivos y responsabilidades, además de su perfil personal hacia la toma de riesgos.
No obstante, es importante señalar que no existe inversión sin riesgo, pero que el aceptar un mayor riesgo no conlleva una garantía de obtener mayores rentabilidades.
Alejandro Magno y el binomio rentabilidad–riesgo
Puede que esto te resulte extraño, pero la realidad es que la trayectoria y el impacto de Alejandro Magno en la Historia está muy relacionada con una óptima valoración en el momento oportuno del binomio rentabilidad – riesgo. Implementando nuevos modelos de gestión logística y tácticas innovadoras ante un enemigo muy superior en número y medios, haciendo lo que nunca nadie antes había hecho en un campo de batalla.
Al amanecer del 1 de octubre del 331 a.C. comenzó uno de los enfrentamientos más importantes de la Antigüedad: la Batalla de Gaugamela, donde centenares de miles de efectivos se enfrentaron cerca de lo que hoy es la ciudad de Mosul en Irak.
Superado por casi 4 a 1, para Alejandro Magno lo más prudente hubiera sido retirarse ante semejante ejército y consolidar lo ya conquistado con total seguridad, sin asumir ningún riesgo. Pero el genio militar, consciente del momento y las circunstancias, valoró el riesgo (básicamente enorme) vs la recompensa de una victoria sin precedentes que le permitiría cambiar la Historia de la Humanidad y pasar a ser el gran dominador de Asia y decidió enfrentarse en una batalla definitiva a Darío, gran rey de la Antigua Persia.
Lo que sucedió, se sigue enseñando hoy en las academias militares: Para no verse rodeado, el macedonio decidió separar sus tropas en distintas facciones; con él al mando del ala derecha de la caballería. Además, decidió alargar su flanco derecho, al mismo tiempo que avanzaba al paso de sus unidades de apoyo (lanzadores de piedras con hondas). Dicha táctica le sirvió para hacer que el ejército persa no se percatara de su presencia, mientras el ala izquierda se encargaba de resistir el embate persa, con esto se creó una brecha por la que pudo pasar e inhabilitar a gran parte del ejército enemigo desde sus filas; así como enfrentarse directamente a Darío que finalmente pudo huir, no sin apuros, aunque esta huida marcaría su fin.
La Carga de Caballería de Gaugamela forma parte de la Historia como la estrategia militar más brillante nunca antes desplegada.
Riesgo y rentabilidad
Para valorar adecuadamente el binomio rentabilidad-riesgo en nuestras inversiones y que estas puedan ser racionales y ventajosas a largo plazo, adaptadas a nuestro perfil inversor y acordes a nuestros objetivos financieros, la mejor solución es siempre ponerse en manos de nuestro asesor financiero ya que cuenta con las herramientas y el conocimiento para conseguir ayudarnos a maximizar los ahorros y evitar cometer errores. Y el producto óptimo para rentabilizar esos ahorros, dado que recoge todo un abanico de tipologías de inversión y perfiles de riesgo, y por sus características de diversificación y gestión profesional son los fondos de inversión y el ahorro a largo plazo.