Nuestro día a día está lleno de ocupaciones y responsabilidades y, a veces, gestionarlo todo parece una misión imposible… Buscar servicios que nos faciliten la vida es siempre una buena idea y la domiciliación de recibos es un servicio que suelen prestar las entidades financieras de forma gratuita y que, además de ayudarnos a gestionar nuestras finanzas personales, resulta muy útil y puede conllevar interesantes ventajas.
¿Qué es una domiciliación y cómo funciona?
Antes de hablar sobre las ventajas de la domiciliación de recibos, veamos qué son y cómo funcionan.
Se puede definir la domiciliación bancaria como la autorización de un pago o un cobro con cargo o abono a una cuenta existente en la entidad financiera. Así, mediante la domiciliación de recibos estamos autorizando el pago de aquellos recibos que emite un determinado proveedor al que tenemos contratados sus servicios, como puede ser la compañía eléctrica, la de telefonía y/o Internet, las plataformas de streaming de series y películas, etc.
Una vez que un recibo esté domiciliado, el banco pagará la cantidad solicitada por el proveedor de forma recurrente, sin que el cliente propietario de la cuenta tenga que realizar ninguna gestión ni autorización adicional, por lo que puede despreocuparse y saber que sus recibos se van a pagar puntualmente.
El funcionamiento de esta operatoria es bastante sencillo: puedes informar al proveedor del número de cuenta en la que quieres que se te carguen los recibos y firmar una autorización para que tu entidad bancaria lo permita, o simplemente, acudir a nuestra entidad para domiciliarlo. Además, cada vez es más habitual que puedas hacer los trámites online y domiciliar pagos que se te carguen en tu tarjeta de crédito en vez de en tu cuenta corriente. En cualquiera de los casos, normalmente, es un trámite gratuito.
Cuáles son las ventajas de la domiciliación de recibos
Hay varios factores que influyen positivamente en la elección de este sistema de pago.
- Es cómodo y nos permite despreocuparnos de las fechas de pagos de recibos. En primer lugar, debe de tenerse en cuenta que es una manera muy cómoda de realizar los pagos recurrentes. Con este sistema, nos olvidamos de tener que estar al tanto de los diferentes recibos que nos llegan: luz, teléfono, gas, internet, impuestos, etc. El olvido de su abono conlleva gastos adicionales que nos pueden dar más de un susto.
- Evitamos costes añadidos. Si hacemos pagos por transferencias esto puede incurrir en el pago de comisiones, lo que supone un gasto mayor que si tenemos domiciliados los recibos. Y si se nos olvida pagar el recibo en fecha, el proveedor puede penalizarnos. Domiciliando los pagos podemos evitar estos posibles sobrecostes.
- Incluso podemos conseguir descuentos: hay empresas, incluso organismos públicos, que por domiciliar recibos de sus servicios o impuestos te bonifican en el precio.
- Ahorramos tiempo. Con los recibos domiciliados nos ahorramos todo el tiempo de tener que ir a una oficina bancaria a pagar los recibos personalmente, incluso también si pagamos los recibos a través de canales a distancia (cajeros o banca digital). Con la domiciliación, nos ahorramos el tiempo de esas gestiones.
- Nos da seguridad. Otro beneficio de las domiciliaciones es su alta seguridad como método de pago, gracias al cifrado y a los servidores seguros, que encriptan la información del cliente en origen.
- Es práctico y podemos gestionarlas a distancia. A través de la banca digital puedes controlar tus domiciliaciones activas, anular pagos y cancelar domiciliaciones, estés donde estés. desde donde estés.
- Ayuda para gestionar las finanzas personales. Por último y no menos importante, la domiciliación de recibos nos permitirá hacer una estimación de los gastos que tenemos para poder llevar un control de nuestros ahorros. De esta manera, podemos llevar un recuento fiable de ingresos y gastos, lo que contribuirá a mejorar nuestra salud financiera.