Seguro que últimamente escuchas mucho hablar de la inversión sostenible. Quizá es algo que vinculas más mentalmente a productos financieros como bonos o fondos de inversión y puede que no pienses en la inversión sostenible vinculada a los planes de pensiones. Pues si tienes un plan de pensiones, o piensas contratar alguno, ya puedes barajar la idea de que sea un plan de pensiones sostenible.
Inversión sostenible. Un poco de historia
La inversión sostenible no es una moda que acaba de llegar. Si echamos la vista atrás a lo largo de la Historia vemos preocupación por aspectos que hoy llamamos sostenibles y que algunos estudiosos ven sus orígenes en el siglo XVIII en Norteamérica cuando los cuáqueros se negaron a invertir en el negocio del comercio de esclavos, creando así los primeros criterios de exclusión. Más adelante, en 1960 se empieza a tener conciencia sobre mejorar las desigualdades entre los seres humanos en busca de un mundo mejor con las primeras leyes sobre la igualdad de derechos.
Posteriormente vendrían algunos organismos internacionales como la ONU donde se empezó a tratar del término “desarrollo sostenible”, y a través de distintas cumbres y acuerdos (Acuerdo de París 2016) se han ido fomentando estos criterios medioambientales, sociales y de gobierno corporativo de las empresas que es la base de lo que hoy llamamos la inversión ASG (iniciales de Medio Ambiente, Sociales y de Gobernanza de las empresas) o internacionalmente denominada ESG, por sus siglas en inglés.
Hoy en día, el enfoque de los criterios ASG están presentes en la mayoría de las empresas de inversión y es una tendencia que cada año va a más. Se calcula que un 80% de los fondos de inversión van a incorporar factores ASG en sus carteras en los próximos años con una inversión que rondará los 26 billones de dólares en la economía global.
Podemos ver tres fases o etapas en la inversión socialmente responsable o ASG; en un primer momento sólo se hablaba de Exclusión, es decir, los inversores identificaban a las empresas o sectores en los que éticamente por sus principios, no podían invertir en ellas, como las empresas de armamento o las que utilizaban mano de obra infantil.
En una segunda etapa, los criterios se hacen más flexibles y ya se permite invertir en un rango más amplio de empresas, pero valorando la integración de distintos elementos ASG para mejorar el binomio rentabilidad/riesgo de las inversiones para al final llegar a un mejor rendimiento de la inversión.
En la tercera fase ya hablamos de inversiones de impacto, donde los inversores identifican empresas, ya sea en las Bolsas o en los mercados de renta fija, que se alinean con los 17 Objetivos de Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible (ODS) y su objetivo consiste en generar un impacto beneficioso y cuantificable sobre el medio ambiente, la sociedad además de conseguir una rentabilidad financiera positiva.
Estos 17 Objetivos se centran en problemas que van desde la erradicación del hambre, hasta la mejora de la educación de las mujeres jóvenes entre otros, y donde los inversores pueden optar por fondos que contribuyan a la consecución de uno o varios de estos objetivos.
La actual pandemia que hemos vivido no ha hecho más que acelerar el interés por este tipo de estrategias y la concienciación de las personas que quieren que su dinero, aparte de tener un retorno positivo, también sirva para hacer del Mundo un mejor sitio para vivir.
El cambio climático está a la cabeza de las tendencias o preocupaciones de las personas sobre todo de las nuevas generaciones como el caso de los millenials que han recibido una educación más completa y orientada a la conservación del medio ambiente.
También está influyendo mucho el desarrollo regulatorio impuesto a través de organismos supranacionales que ha sacado del ámbito voluntario todos estos criterios ASG. En el mes de marzo entró en vigor la primera fase del reglamento europeo que quiere dar mayor transparencia a lo significa para un activo el ser “sostenible”. En esta norma se dan los primeros pasos para que haya una uniformidad en cómo se evalúa la sostenibilidad medioambiental y social de cada uno de los productos y ya en 2022 todas las gestoras deberán cumplir con una serie de requerimientos legales.
Planes de pensiones, perfectos para la inversión sostenible
Cualquier activo puede llegar a tener la etiqueta de inversión sostenible, pero es en la Renta Variable a través de fondos de inversión, donde cada gestor tiene la posibilidad de acercarse a uno u otro de los objetivos de ASG de una forma directa.
Pero si hay un producto que casa perfectamente con las inversiones sostenibles, esos son los planes de pensiones. Un plan de pensiones se caracteriza por un ahorro que se genera en el largo plazo y las inversiones sostenibles persiguen alcanzar unos objetivos tan ambiciosos, que sólo el largo plazo puede contemplarlos.
En los Planes de Pensiones de Empleo del total de fondos de pensiones analizados, casi un 80% del total invertían con estos criterios dentro de sus políticas de inversión. Sin embargo, aunque los planes del sistema individual todavía no han conseguido estos niveles, sabemos que es una tendencia imparable que cada gestora no quiere dejar pasar.
En 2007 los gestores de un fondo de pensiones sueco acudieron al Banco Mundial para pedirle que no encontraban ningún activo que ayudara a la lucha del cambio climático y así unos meses más tarde se emitió el primer Bono Verde.
Los planes de pensiones sostenibles no son un producto generalizado, pero ya hay entidades financieras que ofrecen estos productos financieros totalmente orientado a los criterios ASG y con una inversión en activos con características ambientales y sociales. Si te interesa la inversión sostenible, quizá un plan de pensiones con estas características te pueda interesar.
