El análisis de la economía desde una perspectiva social centra buena parte del trabajo de la economista belga Marianne Bertrand (1970). Profesora –en la actualidad- en la Escuela de Negocios de la Universidad de Chicago, Bertrand destaca por su investigación en economía laboral. Sus trabajos han sido difundidos en prestigiosas publicaciones especializadas.
Coeditora del Economic Journal y editora asociada de varias revistas científicas, Marianne Bertrand es además investigadora en el National Bureau of Economic Research y el Center for Economic Policy Research, en Estados Unidos, y el Institute for the Study of Labor (Alemania). También es miembro de la Academia Estadounidense de Artes y Ciencias y de la Econometric Society (Cleveland, EEUU).
En 2004 recibió el Premio de Investigación Elaine Bennett, concedido cada dos años por la Asociación Estadounidense de Economía. Este galardón reconoce y honra a jóvenes investigadoras destacadas en cualquier campo de la economía.
Marianne Bertrand es una gran defensora del papel de la mujer en la ciencia económica y ha expuesto públicamente en numerosas ocasiones la necesidad de abrir la economía a una población más amplia para hacerla más relevante y accesible.
Investigación sobre la discriminación y la brecha de género
La economista Marianne Bertrand ha estudiado de forma exhaustiva cómo la discriminación por género y raza influye en el proceso de contratación de las empresas. Junto al también profesor, y coautor en muchos de sus trabajos, Sendhil Mullainathan, recabó datos que relacionaban la cantidad de solicitudes de entrevistas que recibieron los candidatos a un empleo en función de las connotaciones raciales de los nombres de los aspirantes al empleo.
Para este estudio (¿Son Emily y Greg más empleables que Lakisha y Jamal? Un experimento de campo sobre la discriminación en el mercado laboral), realizado en 2004, Bertrand y Mullainathan enviaron currículums ficticios a anuncios de búsqueda de ayuda en periódicos de Boston y Chicago. Para manipular la raza percibida, a los currículums se les asignaron al azar nombres con asociaciones al origen racial. El resultado fue que los nombres identificados con personas de raza blanca recibieron un 50 por ciento más de devoluciones de llamada para las entrevistas.
Otro de los estudios más significativos de Marianne Bertrand, realizado junto al también economista Kevin Hallock, se centra en la brecha de género. En este caso, ambos economistas observaron que, durante los años 1992-1997, solo el 2,5% de los altos ejecutivos de las empresas estadounidenses eran mujeres y que éstas ganaban un 45% menos que los hombres. En una investigación posterior, esta vez junto a Lawrence F. Katz y Claudia Goldin, llegaron a la conclusión de que, aunque los ingresos de hombres y mujeres suelen ser casi idénticos al principio de sus carreras, diez años después, los hombres suelen ganar un 60% más que las mujeres.
Esta brecha salarial se explica por varias razones, entre ellas, la capacitación previa al MBA, las interrupciones en la carrera y la reducción de horas laborales de las mujeres, debido principalmente a la maternidad.
Al hilo de este tema, la economista belga estudió las cuotas de género en Noruega. En esta ocasión, llegó a la conclusión de que éstas no tienen impacto sobre el resto de la población activa. O, lo que es lo mismo, aunque una pequeña élite de trabajadoras puede verse beneficiada, no se dan cambios significativos en el resto del mercado laboral.
Gobierno corporativo, empresas familiares y economía del desarrollo
Marianne Bertrand también ha dedicado parte de su trabajo a la investigación del gobierno corporativo y a la remuneración de los directores ejecutivos, a quién fija la paga de los CEO y con base en qué criterios se establece. Junto a la economista Antoinette Schoar, Bertrand estudió el efecto de los gerentes en las políticas de las empresas en los EE.UU., y llegó a la conclusión de que una gran parte de las diferencias entre las prácticas de inversión, financieras y organizacionales de las empresas se deben a diferencias en sus gerentes y, lo que es más importante, a su estilo de gestión.
Ambas economistas también colaboraron juntas en el estudio "El papel de la familia en las empresas familiares" (2006). En su investigación encontraron que, aunque este tipo de empresas están asociadas a un menor desarrollo económico, son bastante estables en el tiempo y no suelen reaccionar a los cambios económicos.
Otra de las líneas de investigación de la economista belga ha sido la economía del desarrollo. Una de sus contribuciones más importantes pone de manifiesto que las consecuencias económicas de los prejuicios comunes son desproporcionadamente más grandes para las personas pobres precisamente porque no tienen recursos económicos y, por lo tanto, tienen poco margen de error. Para paliar esta situación, Marianne Bertrand propone el uso de conocimientos de economía del comportamiento y marketing como medio para ayudar a los ciudadanos con menos recursos a tomar decisiones.
Marianne Bertrand forma parte de la generación de mujeres economistas que desarrollan sus trabajos de investigación orientados a abordar situaciones de desigualdad social, de raza o de género, y de retraso en el desarrollo económico de los países, bajo el prisma de dar respuesta a aquéllas y extraer propuestas para su superación.