Escribo estas líneas en la semana en la que el arquitecto de Burkina Faso Francis Kéré se ha convertido en el primer Premio Pritzker de África. El Pritzker, considerado el premio Nobel de la Arquitectura, tras muchos años reconociendo al mundo desarrollado, premia a un arquitecto social que ha sabido construir sencillos edificios, sostenibles y prácticos, en zonas de extrema escasez; edificios que son, en palabras del jurado, “una fuente de continua y duradera felicidad y alegría".
Kéré, primer estudiante de su poblado, se desplazaba para asistir a la escuela en un aula sin ventilación en la que se hacinaban 100 niños entre bloques de hormigón. Cuando tuvo edad, reconstruyó ese aula con ladrillo y madera, incluyendo una cubierta aireada y ventanas a dos fachadas que facilitaban la ventilación y la luz natural. Ahora alberga a 700 estudiantes que ya no se desmayan de calor. Desde entonces, el arquitecto ha ejecutado cientos de proyectos que ayudan a mejorar la vida de las personas.
El ejemplo de Kéré nos enseña que no son necesarias grandes inversiones para construir de forma sostenible. Más bien al contrario, al igual que ocurría con la cocina de sobras de nuestras abuelas, lo que más potencia la eficiencia es la necesidad y no la tecnología o los fondos disponibles.
Y la necesidad actual en la construcción supone potenciar los usos alternativos de los espacios, y con ello la posibilidad de adaptación y reutilización de los espacios, proyectando las construcciones actuales teniendo en cuenta las instalaciones y requerimientos que permitan cambios de uso integrales a futuro, evitando así las demoliciones.
Ese mantra, “No Demoler”, constituye el objetivo del trabajo de los premiados en la anterior edición del Pritzker, Anne Lacaton y Jean Philippe Vassa.
En palabras de Anne Lacaton: “la transformación es la oportunidad de hacer más y mejor con lo que ya existe". Sin duda, esta es la mejor expresión de la arquitectura sostenible: la transformación, en línea con las dos primeras R del triplete de la economía circular: “Reducir” y “Re-usar”, facilitando que las inevitables nuevas construcciones permitan su reutilización en el futuro, la tercera R de la sostenibilidad: “reciclar”.
Y si Francis Kéré puede hacer su magia en África con limitados medios, en Europa contamos con el apoyo de los Fondos Europeos Next Generation que, con sus palancas de rehabilitación de edificios y eficiencia energética, nos ofrecen una oportunidad única para modernizar el parque inmobiliario con criterios de sostenibilidad y eficiencia.
Ayudas para la rehabilitación de viviendas
El programa Next Generation EU supone una movilización de fondos sin precedentes. De los 750.000 millones de euros de ayudas y préstamos que ofrece la Unión Europea, aproximadamente 140.000 irán destinados a España.
El programa español que distribuye esas ayudas, el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR), se estructura en 10 palancas y 30 componentes. El componente 2 de ese programa es el “Plan de rehabilitación de vivienda y regeneración urbana”, cuyo objetivo es la rehabilitación de edificios y el incremento del alquiler social en edificios energéticamente eficientes e incluye ayudas directas a la rehabilitación energética por 6.820 millones de euros.
En desarrollo del citado componente 2 del PRTR, el Real Decreto 853/2021 de 5 de octubre, regula inversiones por 4.420 millones de euros y fue aprobado junto al Real Decreto-ley 19/2021 que modifica la Ley de Propiedad Horizontal con el fin de facilitar la toma de decisiones en estas propiedades y que incluye, además, 450 millones de euros de deducciones fiscales por rehabilitación y 1.100 millones en líneas de avales ICO para comunidades de propietarios. Todas estas modificaciones se han desarrollado en la Ley 10/2022 de 14 de junio, de medidas urgentes para impulsar la actividad de rehabilitación edificatoria.
El paquete de ayudas europeas, junto con los avales ICO para la financiación de importes no cubiertos y la deducción fiscal de los pagos de los propietarios de los inmuebles, constituyen el triplete perfecto que nos permite afirmar que nunca ha habido mejor momento para acometer obras de rehabilitación de edificios.
Yendo más allá del puro requerimiento normativo y aplicando las ayudas europeas, tomando en consideración las 3 R, “reducir; reutilizar; reciclar”, se facilitaría el pago de la energía al menos en la mitad de los 25 millones de viviendas españolas que tienen más de 40 años de antigüedad. Es el momento de aprovechar esta oportunidad para reducir la “pobreza energética” y acercarnos al ideal que reconoce el Pritzker en Francís Keré, contribuyendo a que nuestras viviendas constituyan, como el refugio que son, “una fuente de continua y duradera felicidad y alegría".
Si quieres conocer las ayudas disponibles para la rehabilitación de edificios existen asistentes para la búsqueda y tramitación de ayudas de los fondos Next Generation de la Unión Europea, acuerdos específicos para la tramitación integral de las rehabilitaciones y productos para su financiación.