El petróleo es un recurso energético de gran relevancia para la economía mundial, ya que de su transformación puede obtenerse un grupo muy diverso de productos derivados que se emplean habitualmente en los procesos productivos de las empresas y que forman parte del consumo cotidiano de las personas (combustible, detergentes, plásticos, pinturas, disolventes, lubricantes, asfalto, etc.).
Al tratarse de una materia prima cuyo uso está muy extendido, las fluctuaciones que tienen lugar en el precio del petróleo tienen efectos muy importantes a escala global, incidiendo en las economías nacionales, en la competitividad empresarial y en el bolsillo de los ciudadanos. No obstante, su impacto es muy diferente según la posición de los países en el mercado, ya que importadores y exportadores suelen tener intereses antagónicos.
Así, una caída en el precio del petróleo tiene un impacto positivo para los países importadores netos, lo que se traduce en un abaratamiento de los costes de las empresas, que mejoran su competitividad y pueden aumentar sus inversiones, y también en un incremento de la renta disponible de las familias y, por tanto, una mayor capacidad de gasto o de ahorro.
En cambio, desde la perspectiva de los exportadores o productores de petróleo, un descenso del precio representa un efecto negativo para el crecimiento económico y una reducción de la rentabilidad de las empresas dedicadas a la extracción y explotación de este recurso. Una subida del precio del petróleo tendría, lógicamente, el efecto contrario en ambos casos.
El mercado del petróleo: oferta y demanda
La evolución del precio viene determinada por la cotización del barril de Brent (petróleo procedente del Mar del Norte), que equivale a 159 litros de petróleo y es la unidad de medida de referencia en los mercados europeos. Sin embargo, existen otros valores como el West Texas Intermediate, de referencia en Estados Unidos, el Dubai (mercado asiático) o la cesta OPEP.
El mercado del petróleo es muy volátil, ya que su precio se encuentra condicionado por muchos factores que generan tensiones al alza y a la baja. Entre los factores de demanda, resulta determinante la trayectoria del ciclo económico, dado que en etapas expansivas la demanda de este recurso aumenta, provocando un incremento del precio, mientras que en fases recesivas sucede lo contrario, como sucedió durante la crisis asiática de 1997 y la crisis financiera global de 2008. También incide el impacto de circunstancias coyunturales como la actual pandemia del COVID-19, que ha lastrado la demanda mundial de petróleo, rebajando su precio hasta situarse por debajo de los 20 dólares por barril.
Desde la perspectiva de la oferta, los precios están sometidos a las estrategias de control de los países productores para mantener sus cuotas de mercado. La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), que actualmente aglutina a 13 países de Oriente Medio, África y Sudamérica, tiene una gran influencia en la fijación de los precios. Otros países productores con un peso significativo en el mercado son Rusia, China, Irán, Canadá, México y, especialmente, Estados Unidos, con una importancia creciente en la producción de petróleo desde la introducción de la tecnología del fracking como técnica de extracción de crudo no convencional.
Por otra parte, al tratarse de un activo que cotiza en el mercado bursátil, el precio del petróleo también está expuesto a las tensiones especulativas que se producen en el mercado de futuros.
Acontecimientos que han incidido en el precio del petróleo
Además de los factores anteriores, el precio del petróleo se ve afectado de forma recurrente por eventos geopolíticos de muy diversa índole. En las últimas décadas, los sucesos que han tenido lugar en Oriente Medio, donde se concentra una parte importante de los productores, han incidido en gran medida sobre la oferta, elevando el precio del petróleo como sucedió durante la Guerra del Golfo, a principios de los años noventa, y con la invasión de Irak en 2003.
Por otra parte, la crisis diplomática entre Estados Unidos e Irán, debido a la imposición de sanciones por el programa nuclear adoptado por este último, ha provocado un alza de los precios en varias ocasiones. La más reciente en 2018, cuando Estados Unidos se desvinculó del acuerdo nuclear y la tensión aumentó tras el ataque a las instalaciones petroleras de Arabia Saudí y el asedio a la embajada estadounidense en Bagdad.
Además, también resulta reseñable mencionar el impacto de la Primavera Árabe en Libia sobre el aumento del precio en 2011 y, más recientemente, los altibajos que ha sufrido en los últimos años por la guerra comercial entre Estados Unidos y China.
La mayor o menor incidencia de estos sucesos sobre el precio del petróleo depende de la cuota de producción que se ve afectada por dicho acontecimiento, de la duración temporal del mismo y de la coyuntura económica en la que este ha tenido lugar. Asimismo, sus efectos pueden quedar atenuados, al menos en parte, por los excedentes disponibles de otros productores mundiales, así como por las reservas estratégicas e inventarios acumulados por determinados países.
Situación actual y perspectivas
En 2020, la evolución del precio del petróleo ha estado condicionada por la fuerte caída de la demanda ocasionada por las restricciones a la movilidad y el decreto del estado de alarma relacionado con la pandemia del COVID-19, que ha afectado especialmente al sector del transporte.
A esto hay que añadir el impacto a la baja que ha tenido la guerra de precios entre Arabia Saudí y Rusia, ante la falta de acuerdo para reducir la producción y establecer un compromiso de cuotas, que se ha traducido en un aumento de la oferta. En este contexto, la reactivación económica y el acuerdo entre los países productores determinarán la evolución del precio del petróleo a corto y medio plazo.