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Una ruta por las lonjas y casas de contratación en España

VICTORIA EUGENIA ROMERO OJEDA

Doctora en Economía

Sobre mi

Doctora en Economía (Premio Extraordinario de Doctorado) y Máster en Marco Institucional y Crecimiento Económico por la Universidad Rey Juan Carlos. Licenciada en Economía por la Universidad de Málaga. Ha sido Visiting Researcher en la University of Westminster (Reino Unido). Actualmente desempeña su labor profesional en el sector financiero.

En respuesta a la necesidad de dotar de un espacio propio a la actividad comercial surgen las denominadas lonjas, colegios o casas de contratación, antecedentes de las bolsas de valores actuales.

03 Aug 2021

9 Min de lectura

Durante la Edad Media, periodo de máximo esplendor de la actividad comercial de las Coronas de Castilla y Aragón, se establecieron Lonjas y Casas de Contratación en las principales ciudades de ambos reinos.

 

La actividad comercial es una constante en la historia de las civilizaciones como mecanismo de intercambio y fórmula de progreso. Los acuerdos, transacciones y resolución de conflictos relacionados se realizaban a menudo en los aledaños de edificios públicos, generalmente religiosos. Una ubicación “poco piadosa” dados sus fines que llegaba a hacer intransitable la zona ante el gran número de personas que allí se congregaban.

 

En respuesta a la necesidad de dotar de un espacio propio a estas actividades surgen las denominadas lonjas, colegios o casas de contratación, antecedentes de las bolsas de valores actuales.

 

Hoy invitamos al lector a hacer un recorrido por la herencia de esta intensa actividad comercial en España en un viaje norte-sur a través de los edificios de las Lonjas y las Casas de Contratación más emblemáticos.

 

La Lonja de Mar, la más antigua de España

 

Los orígenes de las lonjas de mercaderes se remontan a la Edad Media, más concretamente a la Corona de Aragón, de extensa tradición comercial a raíz de sus posesiones en Italia y Baleares. Empezamos así nuestro viaje en la ciudad de Barcelona, plaza clave del comercio en el Mediterráneo, donde tenía su sede la Llotja de Mar, la más antigua de España.

 

Construida entre 1348 y 1392, albergaba, además de la gestión comercial, la sede del Consulado del Mar, organismo encargado de la jurisdicción mercantil. Una práctica, la de ubicar ambos espacios conjuntamente, que, como veremos, se extiende a otras lonjas del territorio nacional.

 

El edificio, de estilo gótico posteriormente adaptado a los gustos del renacimiento y el neoclasicismo, responde a la arquitectura propia del diseño de estos espacios, inspirados en el concepto de basílica romana. Una estancia principal o Sala de Contratación, donde se celebraban los intercambios comerciales, una sala consular, sede del Consulado del Mar, una capilla y un patio, a menudo adornado de naranjos, junto a otras estancias.

 

Sus salas han ubicado la Real Junta Particular de Comercio de Barcelona, la Bolsa de Barcelona y, desde 1886, la Cámara Oficial de Comercio, Industria y Navegación. Actualmente está disponible para su visita y la celebración de eventos. Encontrarás más información en su página web www.llotjademar.cat/es.

 

La Lonja de Mercaderes, Zaragoza

 

Por su carácter fronterizo con los territorios de la Corona de Castilla, Zaragoza ejercía de centro redistribuidor de mercancías con origen y/o destino en territorio castellano, lo que convirtió a la ciudad en epicentro del comercio interior aragonés.

 

Ubicada en la plaza del Pilar, la Lonja de Mercaderes fue construida entre 1541 y 1551 bajo la influencia del estilo renacentista -su diseño evoca el Palacio Médici-Riccardi de Florencia-, tomando como referencia las de Mallorca y Valencia. En 2002 fue declarada Bien de Interés Cultural y en la actualidad alberga la Sala de Exposiciones temporales del Ayuntamiento de Zaragoza.

 

La Lonja de Palma

 

Palma de Mallorca es otro de los puertos clave de las rutas comerciales aragonesas. La Lonja de Palma, situada en el barrio que lleva su nombre, fue construida entre 1426 y 1448 de nuevo en estilo gótico, propio del siglo XV. Conforma, junto a la Catedral y el Castillo de Bellver una postal arquitectónica única recogida por el propio Gaspar Melchor de Jovellanos en sus  Memorias del Castillo de Bellver (1805).

 

Lo original de su espacio son las columnas helicoidales que, junto a la gran bóveda de crucería evocan un gran bosque. Sede del Colegio de la Mercadería de Palma, en la actualidad el espacio está dedicado a exposiciones temporales.

 

La Lonja de la Seda de Valencia, Patrimonio de la Humanidad

 

Como parte de la Corona de Aragón, el Reino de Valencia gozaba de una dilatada tradición comercial. La Lonja de la Seda o Lonja de los Mercaderes de la ciudad data del siglo XV y mantiene a día de hoy reminiscencias de su actividad original, albergando un mercadillo de filatelia y numismática los domingos por la mañana.

 

Ubicada en un imponente edificio de estilo gótico civil, debe su nombre al auge de la industria de seda en la región entre los siglos XIV y XVIII. Gracias a su clima, propicio para el cultivo de la morera, se calcula que la ciudad llegó a albergar hasta 293 maestros sederos.

 

El edificio se organiza en tres espacios: el Salón de las Columnas o Sala de Contratación; el Torreón, donde se ubican la Capilla en el piso superior y la cárcel de comerciantes en el superior; y el Consulado del Mar. Este último, de mediados del siglo XVI y estilo renacentista.

 

La Lonja fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1996. Como curiosidad, para hacerse una idea de lo magnífico del edificio, éste se reprodujo para albergar el pabellón de España en la Exposición Universal celebrada en Chicago en 1893 con motivo del descubrimiento de América. Todo ello la convierten en una parada obligatoria si se visita la ciudad –Carrer de la Llotja, 2-.

 

Sevilla, “puerto y puerta” hacia el Nuevo Mundo: la Casa de la Contratación y el Archivo General de Indias

 

Continuamos nuestro viaje hacia el sur en Sevilla. Más concretamente en el Patio de la Montería de los Reales Alcázares, sede de la Casa de la Contratación de Indias entre 1503 y 1598.

 

Tras el descubrimiento de América, el foco comercial se traslada al Atlántico. La intensa actividad mercantil entre España y las Indias hace necesario el establecimiento de una institución específica que la regule. Con este objetivo, mediante Real Cédula emitida el 20 de enero de 1503, la Reina Isabel la Católica crea la Casa de la Contratación de Indias.

 

La elección de la ciudad hispalense responde a cuestiones estratégicas. Pese a tratarse de un puerto fluvial, con un trazado sinuoso en determinados tramos que impedía el tránsito de los navíos de mayor calado, era la plaza más segura frente a otras candidatas, como Cádiz, además de contar con mejores infraestructuras terrestres.

 

La Casa era la encargada de gestionar cualquier aspecto relativo a la navegación y el tráfico comercial con las Indias: almacenamiento de mercancías, aprovisionamiento de la flota, registro e inspección de embarcaciones… lo que supuso la institucionalización de los nuevos territorios incorporados a la Corona.

 

Además de su función administrativa, también jugó un importante papel científico gracias al  desarrollo de la cartografía y la navegación mediante cátedras específicas y la creación de la figura del Piloto Mayor, encargado de la formación de los futuros navegantes y de la elaboración de las cartas de navegación y del Padrón Real o “mapa del Nuevo Mundo” y que contó con figuras tan ilustres como Américo Vespucio, al que el continente americano debe su nombre.

 

En el Patio de la Montería se ubicaban el Cuarto del Almirante, la Sala de Audiencias, la Sala de los Abanicos y otras estancias de la también llamada Casa del Océano -los precios y horario de visita están disponibles en la página web del Alcázar-.

 

En 1598, el gran volumen de gestiones a realizar hace necesario un cambio de ubicación. No en vano, aunque no existe consenso entre los historiadores en cuanto a la cantidad de oro y plata llegados a Sevilla procedentes de las Indias, se calcula que el imperio “donde nunca se ponía el sol” pudo manejar unos 181.333 kg de oro y 16.886.815 kg de plata entre 1503 y 1660, según el profesor Hamilton.

 

La Casa se traslada entonces a la antigua Lonja de Mercaderes, un imponente edificio de estilo herreriano, como corresponde al reinado de Felipe II, construido inicialmente para acoger el Consulado de Cargadores a Indias y donde permaneció hasta su traslado a Cádiz en 1717.

 

Tras el mismo, en 1785, por deseo expreso del entonces monarca, Carlos III, se trasladan a la antigua sede de la Casa todos los fondos documentales relativos a las Indias, hasta el momento repartidos entre Simancas, Cádiz y Sevilla, instituyendo el Archivo General de Indias. En él se conservan más de cuarenta y tres mil legajos, unos ochenta millones de páginas de documentos originales, que constituyen una de las principales fuentes de información para el estudio del continente americano. En 1987 fue declarado, junto a la Catedral y el Alcázar, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

 

Cádiz en la “Carrera de Indias”

 

Llegamos así a la última parada de nuestro periplo, Cádiz, ciudad a la que, como acabamos de mencionar, se trasladó la Casa de Contratación en 1717.

 

Tras algo más de 200 años de funcionamiento, las dificultades para el tráfico, derivadas de acuciantes problemas de sedimentación en el Guadalquivir, impulsaron el traslado de la Casa de Contratación a Cádiz por mandato del rey Felipe V. Tras su paso por ubicaciones provisionales, en 1783 concluye la construcción del Palacio de la Aduana, su sede definitiva, que en la actualidad alberga la Diputación Provincial de Cádiz.

 

La ciudad tomaba así el relevo en la “Carrera de Indias”, estableciéndose como epicentro administrativo y puerto de salida. Fueron tiempos de grandes cambios y bonanza económica que se vieron reflejados en la transformación urbanística y social de la ciudad, en la que se asentaron importantes familias de comerciantes.

 

Salpicada por continuos conflictos con Sevilla por mantener la hegemonía portuaria, la actividad de la Casa se mantuvo hasta 1790 cuando, con el auge de la ilustración y las ideas fisiocráticas, el comercio con las Indias se liberaliza y la Casa es sustituida por Aduanas establecidas en los 13 puertos españoles autorizados a comerciar con las Indias.

 

Con el declive del imperio colonial español a finales del siglo XVIII y principios del XIX, muchos de estos edificios reformularon sus funciones y albergaron nuevos usos. Testigos silenciosos de lo que un día fueron y, quién sabe, serán, su visita invita a recordar siglos de luces y sombras, pero de una contribución histórica, artística e intelectual innegables.

 

De aquella época de intensa actividad comercial nos quedan todas estas joyas arquitectónicas de las Lonjas y Casas de Contratación españolas que, sin duda, si viajas a alguna de estas ciudades, te recomendamos que vayas a visitar.

 

 

 

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