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Mujeres economistas de la Historia: Rose Director Friedman

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Rose director friedman se convirtió en la sombra de su marido, Milton Friedman, si bien eso no le impidió dejar su particular impronta en el pensamiento liberal clásico

04 Apr 2019

5 Min de lectura

Si hubiera que calificar la vida de Rose Director Friedman, se podría decir que la suya fue una historia de progreso. Probablemente, fueron sus orígenes humildes los que despertaron su conciencia y le reafirmaron en el convencimiento de que valores como el mencionado progreso y la libertad eran aliados imprescindibles para contribuir a un futuro mejor para la humanidad.

 

A finales de 1910 nació esta influyente economista en el seno de una familia de origen judío, en un pequeño pueblo de Ucrania. Unas raíces que compartía con su marido, el Premio Nobel de Economía en 1976, Milton Friedman, quien, aunque nacido en Nueva York, era descendiente de inmigrantes judíos. De hecho, su vida acabaría teniendo gran influencia en su trabajo, ya que ambos recogerían muchas de sus experiencias personales en sus obras para justificar el liberalismo económico, principal objeto de estudio al que consagrarían gran parte de su  tiempo y de su vida.

 

Con tan sólo dos años, Rose emigró a Oregón (Estados Unidos), huyendo de la creciente oleada antisemítica que empezaba a expandirse por Europa en los años previos a la Primera Guerra Mundial. Así, desde la más absoluta pobreza, consiguió lograr la prosperidad a base de esfuerzo y trabajo, llegando a encarnar la ilusión del sueño americano que Estados Unidos se esforzaba en promocionar a bombo y platillo ante el mundo durante la época.

 

De la mano de su hermano mayor, el economista Aaron Director, comenzó sus estudios en el Reed College. Después ingresaría en la Universidad de Chicago, donde se licenció y, más tarde, continuaría sus estudios de doctorado en Economía. Precisamente, en una de sus clases, conoció al que acabaría siendo su marido, fraguándose a la vez su relación sentimental y una fructífera colaboración profesional que perduraría hasta el final de sus días.

 

Desde entonces, Rose se convertiría en la sombra de Milton Friedman, apoyándole y siguiéndole en su carrera profesional, aun a costa de la suya propia. Si bien, eso no le impidió dejar su particular impronta en el pensamiento liberal clásico, que seguía siendo claramente territorio de hombres.


El capitalismo como base de prosperidad de cualquier nación

 

Aunque su trayectoria profesional está indisolublemente unida a la de su esposo, como lo demuestra su participación en la mayoría de los trabajos de política económica de Friedman, Rose también escribió en su juventud diversos artículos sobre la pobreza. Entre ellos, cabe destacar ‘Savings and the Income Distribution’, que escribió junto a Dorothy Brady en 1947 para justificar el Keynesianismo y que aún sigue siendo obra de referencia para muchos estudiosos de este campo.

 

Sin embargo, junto a Milton y a otros economistas de la conocida como ‘Escuela de Chicago’, acabaría representando una nueva corriente de pensamiento, que abrazaba el liberalismo económico y el monetarismo y que, definitivamente, se desmarcaría de las teorías de Keynes preponderantes en la época, las cuales animaban al sector público a intervenir en el mercado.

 

La primera colaboración conjunta del matrimonio vendría de la mano de ‘Capitalismo y Libertad’ (1962), donde ambos establecieron los cimientos de una línea de trabajo, que hoy, tras significativas experiencias históricas, parece evidente, aunque, pese a ello, no falten posiciones contrarias: el capitalismo como base de la prosperidad de cualquier nación.

 

A ella se sumaron otros trabajos como ‘Libertad de elegir’ (1980), que fue un verdadero éxito y causó un enorme impacto en la sociedad de la época. Con esta obra, para la que se inspiraron en una famosa serie de televisión del mismo nombre y producida también por ambos, pretendían acercar la economía a los ciudadanos, valiéndose de un vocabulario accesible, con el fin de ensalzar la necesidad de implantar el sistema del libre mercado para dar lugar a sociedades más prósperas y avanzadas.

 

Dentro de su bibliografía, también ocupa un lugar de honor el libro ‘Tiranía del Status Quo’ (1984). En él, desde una perspectiva más pesimista que en sus trabajos anteriores, Rose aborda de nuevo junto a su marido la idea del capitalismo como uno de los principales factores de progreso en cualquier sociedad y que más ha contribuido a reducir la desigualdad en el mundo. Ambos autores llegan a contraponer en este trabajo los múltiples beneficios sociales y económicos derivados de este sistema, frente a la política intervencionista de los poderes políticos, sindicales y empresariales del momento.

 

El último trabajo firmado por los dos fue ‘Milton and Rose D. Friedman, Two Lucky People’ (1998). Un libro de memorias, donde los Friedman narrarían sus experiencias a dos voces, dejándose notar en esta ocasión un mayor protagonismo de Rose. Ambos inciden en él en su percepción de la economía como un medio cuya finalidad es hacer feliz a la sociedad desde la garantía de la libertad personal de cada individuo. Asimismo, no dudan en oponerse abiertamente a cualquier tipo de control gubernamental de precios y salarios, para defender que los ciudadanos se comportan de manera más responsable y toman mejores decisiones ante un menor intervencionismo del Estado.

 

Otro de los impagables legados de este matrimonio es su defensa a ultranza de la elección de escuela como un mecanismo para impulsar la mejora de la calidad del sistema educativo y el acceso al mismo de todos los niños con independencia de su nivel de renta. Fruto de esta lucha es la actualmente conocida como ‘The Foundation for Educational Choice’, constituida con el fin de promover, entre otras pautas, el uso del cheque escolar y la libertad de enseñanza. También se convirtió en uno de sus principales caballos de batalla la sustitución del servicio militar obligatorio por un ejército voluntario.

 

 Rose Director Friedman falleció el 18 de agosto de 2009, tres años después que su compañero de vida y de profesión. Sin embargo, todavía perduran los ecos de su pensamiento liberal y práctico, que bien podría hoy ayudarnos a arrojar más luz sobre el complejo devenir de nuestra realidad política y económica.

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