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Reduciendo mi impacto en el medio ambiente: El dilema del coche eléctrico

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María Álvarez Rodríguez

Licenciada en Ciencias Económicas y Empresariales

Sobre mi

Licenciada en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad de Oviedo y Master en Ciencias Pedagógicas y Cualificación Educativa por la Universidad Estatal de Moscú. PMD y CS en Marketing por ESADE. Trabajando en el sector financiero en temas de Negocio Sostenible.

cada uno de nosotros tenemos una responsabilidad personal que comienza por reducir los traslados y concluye por limitar las emisiones de los viajes imprescindibles

03 Mar 2022

4 Min de lectura

Si eres conductor (o no, pero te gustan los coches) seguro que no te ha pasado desapercibido el incremento constante de la circulación del coche eléctrico en las ciudades, y más aún de los vehículos híbridos. La cuestión de los coches eléctricos o híbridos tiene muchas implicaciones, pero uno de los principales motivos de su creciente comercialización responde indudablemente a un asunto de interés climático y medioambiental.

 

Este año, si el Covid por fin nos da un respiro y nos deja pensar en otra cosa que no sea nuestra salud, volveremos a centrar la atención en la salud del planeta. Y en esta cuestión de cuidar el planeta, tras muchas cumbres multitudinarias, proyecciones catastrofistas y planes millonarios para ralentizar el cambio climático y alcanzar un modelo de desarrollo sostenible, la principal responsabilidad medioambiental vuelve, como todo, al plano individual.

 

Y así, en algún momento de reflexión personal consciente, muchos nos preguntamos, como Kennedy, qué podemos hacer nosotros por esta tierra pues, parafraseando a la iniciativa de la ONU: “No hay plan B. Porque no hay planeta B”.

 

Empecemos por el “libro de instrucciones general”. ¿Qué puedo hacer para aportar mi granito de arena sostenible?  Pues, sin duda, practicar el mantra de la triple R:

 

Reducir

  • Reducir el consumo. Y los desechos de lo efectivamente consumido: evitar sobre-envoltorios de cualquier material, plásticos de un solo uso, …
  • Racionalizar el consumo combustibles (traslados -aquí entramos en el dilema del coche eléctrico-, calefacción, aire acondicionado, agua, luz, …). Instalar un termostato con wifi. Impulsar las placas solares en nuestra comunidad de vecinos. Plantearnos si, de verdad, necesitamos asistir presencialmente a esa reunión.
  • Buscar un buen servicio de reparación de aparatos y pequeños electrodomésticos: no comulgar con el “usar y tirar” y sacrificar cantidad por calidad.
  • Tomar más frutas, verduras, legumbres y alimentos con poca transformación.
  • ¿De verdad necesitamos tanta ropa? Ya lo dijo Aretha Franklin: sólo tenemos un cuerpo.

 

Reutilizar

  • Pasarnos a las bolsas de tela. ”Heredar” los libros de texto o colaborar con los bancos de libros. Comprar de segunda mano (lo vintage está de moda). 
  • Visitar el desván de la abuela. La tarjeta de crédito agradecerá el descanso.
  • Y … antes de tirar lo que no se usa, quizás se pueda vender o donar.

 

Reciclar

 
  • Separar con cabeza y corazón: seguro que hay espacio en el balcón o bajo el fregadero.
  • Convertirnos en apóstoles del reciclaje y presumir de ello.
  • Presionar y promover, a nivel local, la instalación de contenedores de residuos orgánicos, de aceite, de pilas y no quedarnos en sólo “papel, vidrio y envases”.
  • Buscar y utilizar el punto limpio local para otros tipos de residuos. Casi todo puede ser reciclado si se separa bien.

 

Coche eléctrico y responsabilidad con la vida sostenible

 

Y entrando en el tema del título, en relación con la reducción del impacto en el medio ambiente y el dilema del coche eléctrico, de si comprar o esperar…, podemos empezar hablando de los desplazamientos. Y es que cada uno de nosotros tenemos una responsabilidad personal que comienza por reducir los traslados y concluye por limitar las emisiones de los viajes imprescindibles, con nuestro triple círculo virtuoso:

 

1.     Reducir los desplazamientos.

2.     Realizar los desplazamientos imprescindibles preferiblemente en transporte público o, si esto no es posible, mejor en transporte compartido.

3.     Reducir las emisiones de los desplazamientos que necesariamente deban realizarse en vehículos privados.

 

Parece simple: es fácil de escribir pero ni mucho menos tan fácil de cumplir. Si bien todos somos capaces de valorar, con nuestro único e individual criterio, cuando un desplazamiento es imprescindible, y podemos comprobar la disponibilidad y eficiencia del transporte público, no es tan fácil, ni tan directo, valorar cuándo es el momento de pasarse a los vehículos de emisiones reducidas, como los coches eléctricos o los híbridos. Las incógnitas son muchas; las tecnologías, novedosas; los costes de la electricidad a futuro, preocupantes, y las opiniones, muy dispares.

 

Sí. En todas las incógnitas anteriores está el dilema del coche eléctrico. En un próximo artículo vamos a facilitar distintos aspectos a tener en cuenta para ayudarte a decidir si es el momento de comprar un coche eléctrico o híbrido, o si mejor esperar un poco.

 

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