En el post de La importancia de la rentabilidad en las finanzas personales y en la empresa definíamos el coste de capital o COE (Cost of Equity) como el rendimiento que debería obtener el accionista por participar en una determinada empresa teniendo en cuenta los riesgos que asume y su coste de oportunidad. Desde el punto de vista de la empresa, el coste de capital es el coste de financiarse con recursos propios.
Se trata por lo tanto de un concepto muy relevante para los accionistas de una empresa, pero también para sus gestores. En el primer caso, permite evaluar inversiones en función del riesgo que se asume. Empresas que asuman más riesgo o que tengan proyectos en sectores menos tradicionales o en países emergentes deberán compensarlo con mayores retornos, en cambio a las empresas o proyectos que incurran en menos riesgos, no se les exigirá obtener una rentabilidad tan elevada. Por otro lado, a los propios gestores de los proyectos y las empresas monitorizar el coste de capital les permite ser más eficientes e implementar estrategias adecuadas de precios, entre otros.
Por estas razones nos parecía interesante dedicar un nuevo post a hablar un poco más sobre el concepto del coste de capital y su cálculo, aunque desde una perspectiva muy general, ya que se trata de un concepto muy amplio sobre el que se podría llevar a cabo un análisis muy profundo.
¿Cómo se calcula?
Una de las características del coste de capital es que, a diferencia del coste de la deuda, no puede conocerse directamente y su cálculo es más complejo. Hay diferentes formas de calcularlo aunque una de las fórmulas más usadas para el cálculo del coste de capital se conoce en el mundo financiero como el modelo de valoración de activos financieros o CAPM (Capital Asset Pricing Model), y relaciona el retorno esperado de una inversión, principalmente en entidades cotizadas ya que incorpora la volatilidad de su cotización, con su riesgo asociado. La fórmula es la siguiente:
COE = Rf + b * (Rm - Rf)
Siendo:
- Rf = Prima libre de riesgo, sería por ejemplo la tasa de interés sin riesgo de la deuda pública
- b = Beta, que mide la volatilidad. En el caso de entidades cotizadas, sería el indicador que mide la volatilidad de las acciones de la empresa relativa a la volatilidad del mercado en general
- (Rm - Rf) = Prima de riesgo, que sería la prima exigida por el inversor, en este caso de renta variable, por asumir más riesgo que el activo libre de riesgo, normalmente la renta fija.
De todas las variables que se utilizan en el cálculo del coste de capital, la que presenta más dificultades para su obtención es la que corresponde a la prima de riesgo, que representa la rentabilidad adicional al activo libre de riesgo que se le debe exigir a una inversión en función de su riesgo.
A modo de ejemplo, si consideramos una empresa cotizada con una Beta del 0,90 y una prima de riesgo del 5%, y si la renta fija a largo plazo ofrece un tipo de interés de un 5%, el coste de capital de dicha empresa será del 9,5%, o, lo que es lo mismo, el inversor que invierta en dicha empresa esperará como mínimo un retorno del 9,5% sobre su inversión.
Para terminar con este breve repaso al coste de capital nos gustaría cerrar con dos ideas:
- Cuanto menor es el riesgo de una empresa, menor será su coste de capital y por lo tanto la rentabilidad exigida.
- El coste de capital siempre será más elevado que el coste de la deuda para una misma empresa, ya que el riesgo que asume un inversor es mayor al que asume un prestamista.