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¿Sabes cómo ahorrar en casa?

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María del Mar Molina Parra

Licenciada en Administración y Dirección de Empresas

Sobre mi

Licenciada en Administración y Dirección de Empresas por la Universidad de Almería y por la Universidad de Ciencias Aplicadas de Kiel (Alemania). Master en Dirección y Gestión Bancaria por ESESA. Actualmente forma parte del equipo de Edufinet.

debemos tener claro que un ingreso no es un cobro y que un gasto no es un pago. Estos conceptos que utilizamos indistintamente tienen pequeños matices que los diferencian y nos afectan a la hora de incluirlos en nuestros cálculos

13 Feb 2020

4 Min de lectura

Nos enfrentamos a una gran pregunta, ¿es posible ahorrar en casa? Nuestro primer pensamiento puede ser negativo. Y es que, si en algunos casos no llegamos a fin de mes, ¿cómo vamos a ahorrar?

 

Pues, aunque no lo creamos, podemos conseguir este objetivo, y no, no es colocar una hucha en casa e ir acumulando calderilla o guardar todas las monedas de dos euros que tengamos (aunque esta sea también una buena forma de ahorrar y no debemos descartarla en ningún momento).

 

La mejor forma de conseguir nuestro objetivo es planificar nuestra economía. Esto, que así dicho suena algo complicado, luego resulta que no lo es tanto. Un poco de organización, el método de cálculo que mejor nos venga: hoja Excel para los más modernos o un lápiz y papel para los más clásicos (en este caso, también una calculadora puede ser útil), y algo de tiempo serán suficientes. El resultado: tendremos el denominado “presupuesto familiar”.

 

Lo primero que debemos tener en claro son los distintos conceptos que afectan a este presupuesto: saber que un ingreso no es un cobro y que un gasto no es un pago. Estos conceptos que utilizamos indistintamente tienen pequeños matices que los diferencian y que nos afectan a la hora de incluirlos en nuestros cálculos. Así, un ingreso es cuando generamos el derecho y el cobro es cuando efectivamente recibimos el dinero. Del mismo modo, un gasto es cuando contraemos la obligación y el pago cuando hacemos el desembolso.

 

Quizás, el aspecto de ingreso y cobro nos afecte en menor medida, sobre todo si trabajamos por cuenta ajena y tenemos una fecha de ingreso de nómina, pero los gastos/pagos sí. Por ejemplo, en el mercado podemos encontrar algunas modalidades de pago con tarjeta o a plazos en los que adquirimos un producto el día 5 del mes (realizamos un gasto), pero el recibo que tenemos que pagar no lo vamos a recibir hasta principios o incluso hasta final del mes siguiente.

 

Ahora que ya tenemos claro las principales ideas, lo siguiente será hacer recopilación, lo más exhaustiva posible, de cuáles son nuestros cobros y pagos. Como comentábamos antes, localizar nuestros cobros es más sencillo si estos se reducen a una nómina a final de mes, pero pueden complicarse si se dividen en distintos momentos del tiempo. Y lo que suele ser más complicado y a la vez más importante es compilar nuestros gastos. Cuando nos ponemos a analizar “a dónde se nos va el dinero” es cuando la cosa puede ponerse difícil.

 

Ahorrar en casa: elaborando nuestro presupuesto

 

Lo ideal cuando hacemos un presupuesto es hacer una previsión anual, pero, como todo es “a gusto del consumidor”, podemos hacer un presupuesto mensual, trimestral o semestral, ajustado al periodo que más nos interese.

 

Para que nos sirva de guía podemos hacer una lista de los conceptos más habituales de gasto, y de los que podemos hacer una estimación aproximada de su valor mes a mes. Por ejemplo:

  • Recibos básicos: agua, luz, teléfono, internet, gas…
  • Préstamos bancarios: las cuotas suelen ser pagaderas en fechas fijas a lo largo del año, lo que nos permite incluirlas en nuestro presupuesto por su valor exacto.
  • Tarjetas: tanto bancarias como las concedidas por distintas entidades financieras. En este caso hay que tener en cuenta si tenemos un pago fijo todos los meses o es variable en función de nuestro gasto.
  • Pagos aplazados: muchos comercios nos dan la facilidad de poder pagar los productos que adquirimos en “cómodos plazos”, los que nos supone un gasto fijo al mes durante un determinado tiempo.
  • Otros gastos básicos: aquí podemos incluir el gasto de gasolina, de ropa, una estimación de gastos de alimentación, etc.

 

Una vez detectados todos nuestros gastos, solo es necesario colocarlos en el momento del tiempo en el que tienen que ser realizados los pagos: si volvemos al ejemplo del pago con tarjeta, este hay que colocarlo en el mes en el que realmente tenemos que hacer el desembolso y por la cantidad que corresponda si es un pago fraccionado, y no en el mes en el que hemos realizado la compra.

 

Seguramente, si la suma de estos gastos no es igual a nuestros ingresos tendremos de donde recortar para poder ahorrar, ya que la mayoría de nuestro dinero se irá en cosas que podemos considerar "superfluas” y de la que, al menos por un tiempo, podremos prescindir.

 

Después de esto, ¿sigues pensando que no es posible ahorrar en casa?

 

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