El Banco Central Europeo (BCE) ha mejorado sus previsiones macroeconómicas para el cierre de este año. Tras superar los meses más críticos de la pandemia, la evolución de la actividad económica de la zona euro en el primer semestre de 2021 ha sido positiva, especialmente a partir del segundo trimestre, en el que el la recuperación económica ha cobrado un mayor impulso.
La paulatina eliminación de las restricciones a la actividad a medida que ha avanzado la vacunación, junto a las medidas de apoyo a la economía puestas en marcha, ha favorecido el avance de los principales indicadores macroeconómicos. El PIB de la zona euro registró en el segundo trimestre un crecimiento interanual del 13,6% y el desempleo volvió a descender, situándose la tasa de paro en el 8,0%. La nota discordante la aporta la inflación, que ha continuado aumentado en los últimos meses (+3,0% interanual en agosto) como consecuencia, fundamentalmente, del incremento de los precios de la energía.
Moderado optimismo, recalibración del PEPP e inflación bajo control
Ante el empuje de la recuperación económica en los últimos meses, el BCE ha mejorado sus perspectivas macroeconómicas. Más concretamente, de la reunión de política monetaria celebrada el pasado 9 de septiembre subyacen tres mensajes clave:
- Revisión al alza de las previsiones, especialmente para la segunda mitad de 2021.
- Moderación del ritmo de compra de activos en el marco del PEPP, sin entrar a valorar el futuro del tapering.
- Reconducción de la inflación hacia el nivel objetivo del 2% manteniendo un entorno financiero acomodaticio.
Moderado optimismo
El supervisor ha revisado al alza las perspectivas de crecimiento para 2021, teniendo en cuenta la mejora de la situación económica y el avance del proceso de vacunación, aunque manteniendo la cautela ante la incidencia de la variante Delta del virus, los desajustes en las cadenas de suministros y el repunte de la inflación. Estima que el PIB de la Eurozona crezca un 5,0% en 2021, 0,4 p.p. más que lo proyectado en junio, lo que supondría recuperar los niveles previos a la pandemia a final de año, fundamentalmente por el empuje del consumo privado. Para 2022 y 2023 las previsiones se mantienen sin apenas cambios (4,6% y 2,1%, respectivamente).
Recalibración del PEPP
Como consecuencia de lo anterior, ha anunciado la recalibración del ritmo de compras netas de activos. Así, el Programa de compras de emergencia frente a la pandemia (PEPP), que en trimestres anteriores desembolsaba alrededor de 80.000 millones de euros mensuales, va a verse reducido, aunque aún no se ha confirmado cuál será el futuro volumen de compras ni si se consumirán en su totalidad los 1,85 billones de euros inicialmente previstos e incluso si podría recalibrarse dicha dotación.
El BCE mantiene así una postura continuista que aboga por una retirada lenta y progresiva de los estímulos sin perder de vista las expectativas de inflación y sin entrar a valorar el futuro del tapering (retirada paulatina de los estímulos monetarios) más allá de confirmar que las compras se mantendrán, al menos, hasta finales de marzo de 2022. De esta forma, posibles nuevas decisiones en materia de política monetaria se posponen hasta diciembre.
Inflación transitoria
El BCE coincide con la Fed en el diagnóstico de que la inflación al alza de los últimos meses responde a factores de carácter transitorio. Pese al repunte estimado para 2021 (2,2%), se estima que, a medio plazo, los precios se estabilicen en cotas próximas al nuevo objetivo simétrico del 2% fijado en julio (1,7% y 1,5% en 2022 y 2023, respectivamente). Para ello, mantiene un entorno acomodaticio con tipos de interés similares a los actuales, e incluso más bajos, y sin modificaciones en el programa de compras de activos (APP) ni LTROs.
Incertidumbre persistente
Pese a que las perspectivas son favorables, la incertidumbre en torno a la evolución de la nueva variante del virus, los desajustes en las cadenas de suministros y las presiones inflacionistas seguirá siendo una constante en los próximos meses. No obstante, en agosto tanto el indicador de sentimiento económico como del PMI Compuesto de la eurozona tuvieron registros positivos (117,5 y 59,5, respectivamente) y, como antesala de lo que podría ocurrir con los precios, la inflación norteamericana, aunque elevada, se moderó en agosto (5,3%, una décima menos que en julio).
En este contexto, lograr el equilibrio entre la continuidad de las medidas de apoyo a la recuperación, la estabilidad de los mercados financieros y el control de la inflación constituiría el reto más inmediato para la economía europea en el medio plazo. Por el momento, se impone la prudencia y una postura continuista con el objetivo de consolidar la recuperación. La evolución de la inflación en los próximos meses determinará si, finalmente, la postura más hawkish se impone.
Implicaciones para la economía española
Cabía esperar que las buenas perspectivas del BCE se viesen reflejadas en una revisión al alza de las expectativas de crecimiento para España y así ha sido. La última edición del panel de previsiones de la economía española elaborado por Funcas sitúa la previsión de consenso del crecimiento del PIB nacional en un 6,2% para 2021 (0,1 p.p. más que el panel anterior), manteniendo en el 6,1% la previsión para 2022, mientras que las perspectivas de inflación se incrementan hasta el 2,4% en 2021 y el 1,6% en 2022 (0,5 y 0,2 p.p. más, respectivamente).
A la espera de la publicación del Informe Trimestral de la Economía Española del Banco de España correspondiente al tercer trimestre, la recepción del primer desembolso de fondos europeos en el marco del Programa NGEU, la reactivación de la actividad turística en el mes de julio y el dinamismo mostrado por el mercado laboral en agosto, invitarían al optimismo.