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Lecturas para el verano: Economía para non-stop lifelong learners

José M. Domínguez Martínez

Catedrático de Economía Aplicada (Hacienda Pública)

Sobre mi

Catedrático de Hacienda Pública de la Universidad de Málaga. Actualmente tiene funciones de alta dirección en el sector financiero. También es Presidente de Analistas Económicos de Andalucía, Vicepresidente de la Fundación Ciedes, Director del proyecto de educación financiera “Edufinet” y Director de “eXtoikos, revista digital para la difusión del conocimiento económico”.

El parón estival es un buen momento para abrir una nueva senda de conocimientos, o ampliarlos. Este post recomienda algunas lecturas sobre Economía para no dejar de aprender este verano

09 Jul 2019

13 Min de lectura

Instalados ya en la estación estival, es lógico que el cuerpo y la mente reclamen un merecido descanso. Sin embargo, esta época, singularmente para quienes pueden disfrutar de vacaciones durante la misma, es también proclive a incursiones, más o menos esporádicas, y con mayor o menor nivel de formalidad, en el estudio de algunas disciplinas distintas a la que constituye el eje de la actividad profesional cotidiana. Bajo la premisa de que todo el conocimiento es bienvenido, el relativo a la Economía -dotado de un elevado grado de transversalidad- puede ser de gran utilidad para la interpretación de la realidad que nos circunda. Lograrlo a través de la lectura de textos de orientación generalista, que combinen la sencillez y la amenidad, sin por ello sacrificar el rigor argumental, es todo un reto. En este post se sugieren una serie de referencias con ese perfil.

 

Hasta no hace mucho, el mundo del conocimiento estaba caracterizado, si no por un panorama lleno de certeza, al menos sí por unas apreciables pautas de estabilidad y permanencia. Lo que se aprendía en la escuela y en la universidad permitía sustentar la trayectoria profesional de una persona hasta el momento de su retiro. Sin embargo, vivimos en un entorno sujeto a tal ritmo de cambios que ningún sistema de enseñanza es ya capaz de ofrecer un pasaporte válido sin fecha de caducidad. Los retos del saber se multiplican. Los oferentes educativos se encuentran ante la necesidad de adaptación a las nuevas realidades que se configuran, ante la tesitura de preparar a los estudiantes para desempeñar posiciones que aún no han surgido. Sea cual sea la que cada uno desempeñe en la sociedad, la existencia de una etapa formativa en sentido estricto pertenece al pasado. La formación constituye un elemento que nos acompaña a lo largo de toda la vida (“lifetime learning”). Empezando por quienes desempeñamos tareas docentes, estamos condenados a ser -bendita condena- “aprendices vitalicios”.

 

Dentro de este nuevo paradigma, cabe, desde luego, exonerar de ese componente formativo los períodos vacacionales. No obstante, para quienes no ven el aprendizaje como una carga o que, por circunstancias personales, hayan de aprovechar precisamente algunos paréntesis profesionales con esa finalidad, el parón estival -de mayor o menor duración- es una oportunidad para ampliar o abrir una nueva senda de conocimientos.

 

La relevancia de las cuestiones económicas y la vertiginosa evolución que se percibe en este ámbito, tanto en la realidad como en el plano doctrinal, hacen que la Economía opte a ser una candidata natural como foco de atención a tal efecto, ya sea con fines de iniciación, de revisión, o de profundización.

 

Sugerencias de posibles lecturas por temáticas económicas

 

Y lo primero que se suscita, en cualquier caso, es la necesidad de afrontar diversas elecciones, algo que está en la base de la propia actividad económica: qué materias, qué contenidos, qué textos, qué dedicación, qué enfoque… La finalidad de este post es simplemente sugerir una relación de posibles lecturas (totales o parciales, según las preferencias y las circunstancias personales) ilustrativas de aspectos económicos básicos.

 

Y, al hacerlo, nos enfrentamos ineludiblemente a uno de los conceptos económicos fundamentales, si no el fundamental, el de coste de oportunidad. Toda elección conlleva un coste, el de no poder disfrutar de lo que se sacrifica por haber tomado una opción concreta. Aunque no haya que pagar un precio dinerario, si hay que renunciar a algo, existirá un coste de oportunidad. Teniendo en cuenta lo anterior, esta es la sugerencia que formularíamos, estructurada según ámbitos temáticos:

 

1. Sistema económico

 

Una incursión en la configuración del sistema económico es siempre un ejercicio recomendable, aunque sólo sea para recordar la interdependencia existente entre los distintos agentes que sustentan la actividad económica, máxime para quien se aproxima por primera vez a este campo. La identificación de las principales operaciones que conforman dicha actividad resulta crucial para la determinación de los distintos agregados en los que puede sintetizarse la economía de un país. Un lugar preponderante le corresponde al producto interior bruto (PIB), considerado la magnitud económica por excelencia. La obra de Diane Coyle “El producto interno bruto: una historia breve pero entrañable” (2017, Fondo de Cultura Económica) ofrece una ilustrativa y didáctica panorámica acerca de la historia y de los pormenores de este indicador, sujeto a críticas, pero todavía hegemónico. A su vez, el lector interesado, con carácter previo, en la descripción de los aspectos básicos del circuito económico puede consultar el “Curso introductorio de educación financiera” de Edufinet (2015).

 

2. Interpretación de la realidad económica

 

La realidad económica es sumamente compleja, como resultado de la participación de una multiplicidad de agentes que interaccionan a través de las más diversas vías. Llevar a cabo un estudio de ese tupido mosaico sería imposible si no se dispusiera de un esquema analítico que lo facilite. Se necesitan instrumentos, no que reproduzcan la realidad en todo su detalle y riqueza, sino que permitan disponer de una visión representativa pero simplificada. Necesitamos, así, un marco conceptual, de clasificación, de medición, de registro, de cálculo, y de representación. En suma, antes de adentrarnos en la sala donde se proyecta la realidad económica es bastante recomendable ir provisto de unas gafas apropiadas y de un instrumental mínimo. En lugar de dar grandes saltos iniciales, es preferible ir peldaño a peldaño. De una altura bastante asequible son los que podemos encontrar en Edufinet, en el citado anteriormente “Curso introductorio de educación financiera” (2015).

 

3. Empresas

 

En una economía mixta, el mercado y la autoridad (el sector público) se reparten el protagonismo en la toma de decisiones económicas fundamentales. Como se muestra en la “Guía Financiera para Empresarios y Emprendedores) de Edufinet (2ª edición, 2016, Thomson Reuters Aranzadi), con contenido disponible en la web de Edufiemp, existen diferentes formas para realizar una actividad empresarial, sujeta a distintas fases. Las empresas han desempeñado un papel clave en el proceso de innovación, como se pone de manifiesto en la obra de Edmund S. Phelps “Una prosperidad inaudita” (2017, RBA), quien, basándose en una amplia perspectiva histórica, pone de relieve cuáles son las instituciones, las actitudes y las creencias que actúan como fuente del dinamismo de las economías.

 

4.  Sector público

 

Incluso Adam Smith, reputado como defensor del liberalismo económico, dejó fundamentado que el Estado tiene que desempeñar, como mínimo, una serie de funciones básicas para que pueda funcionar un sistema económico. Desde que se publicó “La riqueza de las naciones” (1776), muchas han sido las transformaciones del sector público y, actualmente, se encuentra inmerso en una fase de reconfiguración para tratar de dar respuesta a los grandes retos sociales del siglo veintiuno. John Micklethwait y Adrian Wooldridge son los autores de un apasionante y, en muchas facetas, sorprendente relato de las grandes revoluciones del Estado a lo largo de la época moderna y de la que ahora está en marcha: “La cuarta revolución. La carrera global para reinventar el Estado" (2015, Galaxia).

 

5. Sistema financiero

 

Durante los primeros años del presente siglo, el sistema financiero parecía ser una potente maquinaria perfectamente engrasada que aportaba combustible imprescindible para el funcionamiento del motor de la economía. A partir del verano de 2007 y, especialmente, desde el mes de septiembre de 2008, cuando se produjo la quiebra del banco de inversión Lehman Brothers, la gran crisis financiera internacional y sus terribles consecuencias han acaparado todas las miradas. Los libros dedicados a ese tenebroso episodio se cuentan por centenares. Hay un antes y un después del desencadenamiento de dicha crisis.

 

Entre los innumerables análisis disponibles, tiene un gran interés conocer de primera mano el testimonio de tres destacados protagonistas que, desde puestos de la máxima responsabilidad en la Administración estadounidense, vivieron en primera línea la pesadilla del incendio financiero. La lectura del libro “Firefighting. The financial crisis and its lessons” (2018, Profile Books),de Ben S. Bernanke, Timothy F. Geithner y Henry M. (Jr.) Paulson, nos permite conocer de primera mano la versión de los tres grandes “bomberos” de la crisis, condición que no ha impedido que, en algunos casos, recibieran acusaciones de “pirómanos”. Quien no desee practicar dicha lectura en su idioma original, puede optar por la de la obra de Robert J. Shiller “Las finanzas en una sociedad justa” (2012, Planeta), que contiene un interesante conjunto de reflexiones acerca del papel del sistema financiero en una sociedad democrática avanzada. Una exposición de las funciones esenciales del sistema financiero puede encontrarse en la “Guía Financiera” de Edufinet (6ª edición, 2018, Thomson Reuters Aranzadi), con contenidos disponibles en la propia web de Edufinet.

 

6. Psicología económica

 

No sólo es compleja, por su composición, la realidad económica; también lo son las conductas individuales de las personas. Para tratar de aportar una explicación cabal a las mismas se hace necesario recurrir a un enfoque multidisciplinar. Más concretamente, la vertiente psicológica desempeña un papel sumamente relevante en la adopción de las decisiones económicas. La incorporación de esa perspectiva nos ayuda a ver las cosas de otra manera y a entender comportamientos que, de otro modo, resultarían paradójicos. Las obras de Richard H. Thaler, como  “Todo lo que he aprendido con la Psicología Económica” (2016, Deusto), representan un soplo de aire fresco que facilita la comprensión de muchas decisiones intrigantes.

 

7. Pensamiento económico

 

La Economía es una ciencia social bastante joven, con un recorrido formal de poco más de dos siglos, pero a lo largo de ese período han sido muchos los economistas que han tratado de buscar las mejores fórmulas con las que poder satisfacer las necesidades humanas y elevar el bienestar social. Un libro de Sylvia Nasar, “La gran búsqueda. Una historia de la economía” (2012, Debate), da cuenta de las aportaciones de las principales figuras que tuvieron un papel crucial a la hora de convertir la Economía en un instrumento de conocimiento útil para la sociedad. La historia económica, el pensamiento económico y la vida de los economistas confluyen armónicamente en esta valiosa contribución.

 

8. Razonamiento económico

 

La Economía es, ante todo, una forma pensar, una forma de aproximarnos al comportamiento de los individuos y, por extensión, de las organizaciones empresariales y administrativas. Los factores psicológicos tienen, como se ha indicado, mucha importancia, pero, asimismo, los incentivos o desincentivos, monetarios o no, que condicionan la toma de decisiones. Además, consciente o inconscientemente, los agentes económicos tienden a basar sus decisiones en un análisis coste-beneficio más o menos sofisticado. Una cuestión importante en este contexto es quiénes se ven afectados por los beneficios y los costes derivados de nuestras acciones individuales. Y, sin que haya que olvidar que, salvo la tierra, todos los factores productivos disponen de algún grado de movilidad y de respuesta, modulable a lo largo del tiempo, que utilizan para reaccionar ante medidas con impacto económico.

 

La aplicación del análisis económico a situaciones concretas de la realidad nos permite percibir aspectos que permanecían ocultos, explicar comportamientos aparentemente absurdos, y pronosticar las consecuencias de determinadas medidas. Un maestro en la aplicación del razonamiento económico es Tim Harford, cuyas obras se han convertido en auténticos best sellers, como “El economista camuflado ataca de nuevo: cómo levantar (o hundir) una economía” (2016, Debolsillo), de cuya lectura o relectura siempre pueden extraerse valiosas lecciones.

 

9.  La sociedad ante los retos económicos

 

Como se ha señalado, han sido considerables los esfuerzos de los economistas por alumbrar vías para mejorar el bienestar social, aunque no es menos cierto que, en no pocas ocasiones, propugnando planteamientos completamente antagónicos. Así pues, no sólo es lícito sino también necesario preguntarse si, a lo largo de los últimos siglos, la humanidad ha logrado progresar de manera efectiva o si, por el contrario, ha visto agravarse los problemas que afectan a la población. Se trata de un tema capital sobre el que existen posiciones claramente divergentes. Aun cuando es difícil no dejarse influir por juicios de valor y esquemas preconcebidos al abordar el panorama económico y social de un mundo heterogéneo y lleno de desafíos, la mejor manera de hacerlo es a través del análisis y la evaluación de indicadores objetivos que sean representativos.

 

Tal es el enfoque que propugna Steven Pinker, en una obra que no concede tregua, y que proporciona una extensa base informativa y argumental para un debate sosegado sobre un ramillete de cuestiones auténticamente relevantes: “En defensa de la ilustración” (2018, Paidos).

 

10.  Economía de España

 

En 2017 se cumplieron 40 años de la aprobación de los Pactos de la Moncloa, el programa económico en el que se cimentó la consolidación del proceso democrático en España a partir del año 1977. En 2019 se cumplen 60 años de la plasmación de otro hito quizás aún más importante en perspectiva histórica, el Plan de Estabilización de 1959. La lectura de un discurso en el que uno de los economistas más influyentes en la política económica española contemporánea, como fue el profesor Fuentes Quintana (2007), evoca dicho Plan, resulta sumamente instructiva. Se trata del Discurso del Profesor Enrique Fuentes Quintana con motivo de su investidura como Doctor Honoris Causa en Ciencias Económicas de la UNED.

 

Muchos han sido los cambios registrados por la economía española desde entonces, de los que los informes elaborados por la OCDE han ido dando cumplida cuenta. Tales informes constituyen una magnífica referencia para el conocimiento de las transformaciones estructurales y el seguimiento de la coyuntura de la economía española. La lectura del último publicado Estudios económicos de la OCDE: España (visión general)” (OCDE, 2018) posibilita calibrar las tendencias recientes e identificar los elementos clave para articular un análisis significativo de la economía nacional.

 

La Economía, para “lifelong learners” comprometidos

 

Puede que algún hipotético lector de este post, en el no menos hipotético caso de que hubiese llegado hasta aquí, decida renunciar a su intención inicial de incluir en su agenda veraniega una cierta dedicación al conocimiento económico. Aquí simplemente se sugieren algunas opciones que consideramos de interés, las cuales combinan en buena medida el rigor con un estilo asequible y relativamente ameno. Seguramente hay otras opciones más divertidas, pero no por ello quedan exentas de algún coste de oportunidad. La valía de una obra no debe medirse sólo por lo que aparentemente nos cuesta asimilarla, sino también por los beneficios que, a la postre, nos aporta. Pero esto es algo que únicamente podemos saber ex post.

 

Lo que sí debe quedar claro es que la Economía no es una disciplina que pueda dominarse en tres tardes. Hay que estar dispuestos a ser un “lifelong learner” comprometido, aunque, por supuesto, tres tardes o tres ratos son mejor que nada.

 

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