La Formación Profesional Dual es una nueva modalidad dentro de las enseñanzas de Formación Profesional consistente en combinar la formación teórica recibida en un centro educativo con la actividad práctica en un centro de trabajo. Tiene como finalidad ofrecer a las personas que están culminando sus estudios y se aproximan a la incorporación al mercado de trabajo, un modelo formativo innovador que permita las competencias y cualificaciones adecuadas a las empresas.
Esta adecuación de la cualificación a la realidad empresarial repercutirá positivamente en la competitividad vía excelencia, en el crecimiento económico de las comunidades autónomas y del país.
Algunos datos de contexto
Un dato relacionado con la posición económica de España es el crecimiento sostenido en el número de empresas activas, hasta alcanzar la cifra de 3,3 millones de empresas, lo que supone el cuarto año consecutivo de crecimiento.
Si consideramos los sectores, el sector servicios es mayoritario en todos los segmentos empresa, hasta dos terceras partes del PIB a costa de una disminución paulatina de la contribución de la industria. Hoy, la empleabilidad del sector servicios es cercana al 76% y el 65% está sobrecualificado, según señala el Instituto de Empresa Familiar.
La existencia de un tejido empresarial competitivo constituye una condición necesaria para afrontar el cumplimiento de los objetivos fijados por la Comisión Europea en su Estrategia 2020. La definición de programas y medidas que la integran giran en torno a la configuración de una economía basada en el conocimiento, más dinámica y competitiva, capaz de proporcionar un crecimiento inteligente, sostenible e integrador, con más y mejores empleos y un mayor grado de cohesión económica y social.
En este marco, la capacidad de emprendimiento, de innovación empresarial, y el capital humano, adquieren una importancia crucial en buenas organizaciones empresariales, marco indispensable para el desarrollo de la innovación productiva.
Sin embargo, a pesar del impulso de políticas y los resultados macro, según un estudio del Instituto de empresa familiar, la tasa actual de desempleados menores de 25 años es del 33,5%, y la edad media de independencia del hogar familiar es de 29 años, situando a los españoles entre los europeos que más tarde abandonan el hogar familiar, junto con italianos y griegos, según Eurostat
Todo ello nos debe llevar a una profunda reflexión sobre nuestra sociedad, la realidad empresarial, nuestro modelo educativo y su correlación laboral.
El modelo ha cambiado
La digitalización ha generado nuevas actividades y al mismo tiempo ocupaciones que parecían imprescindibles se han visto obligadas a reinventarse para sobrevivir: el ordenador le ha ganado la batalla al papel, las tarjetas de crédito han restringido la circulación de billetes y los móviles del monedero. Ha desaparecido la fisicalidad.
La tecnología ha arrasado negocios y sus beneficios mientras que la “economía de plataforma” ha desplazado el valor de la actividad empresarial estableciendo un nuevo centro de gravedad con nuevas reglas de juego: lo que antes fue su punto fuerte se ha convertido en su mayor debilidad.
Existen plataformas de reservas de alojamientos turísticos on line que se limitan a poner en contacto a anfitriones y huéspedes; las VTC citan a conductores con pasajeros que buscan un servicio diferente; hay compañías de comercio electrónico que sirven de enlace entre libreros y lectores, que ya no necesitan asesorarse en su compra, y aplicaciones y sitios web que reúnen en la nube a compradores y vendedores, cuyo precio es tan competitivo que ha vencido la desconfianza de no tocarlo.
En el campo del saber, hoy los estudiantes no llevan libretas para tomar apuntes, sino portátiles o tabletas del tamaño de un cuaderno. Tampoco es imprescindible ya acudir a las aulas, las enciclopedias ahora habitan en Wikipedia y las Bibliotecas en Google.
El conocimiento y el nuevo modo empresarial están en Internet. En este contexto de transformación, ¿sólo la educación universitaria es capaz de pilotarla?
El papel de la Formación Dual
Según el Ministerio de Educación, en nuestro país la tasa de abandono escolar temprano se situó en 2018 en el 17,9%, y del 33% en la universidad. Un “éxito” porque es la cifra más baja contabilizada en España, aunque seamos el segundo país de la UE en abandono escolar y tengamos un sistema educativo en el que sólo un pequeño porcentaje de los alumnos acaban consiguiendo un trabajo que requiera una titulación universitaria.
Si bien, hay un abismo entre la formación que recibimos, para lo que realmente nos preparamos, para lo que creemos que estamos preparados y lo que finalmente hacemos.
La adecuación de la formación a la evolución de la estructura económica del país, así como al mercado laboral es la clave para la mejora de la competitividad y de la productividad de las empresas. Esta es la razón por la que cada vez son más los universitarios que se animan a volver a las aulas para cursar estudios de FP a distancia o presencial, cansados de no encontrar trabajo en lo suyo o en busca de adaptación.
Los programas formativos Dual persiguen mejorar las posibilidades de inserción laboral de las personas jóvenes, combinando la formación profesional para el empleo con trabajo efectivo en la empresa, mediante los contratos para la formación y el aprendizaje y aportando un compromiso de contratación posterior.
Es un modelo de éxito: hasta el 81% de los alumnos de la Formación Profesional Dual ha logrado trabajo al acabar sus estudios, incluso hay comunidades donde el ratio ha alcanzado el 90%.
No es casualidad que el alumnado matriculado los ciclos formativos profesionales sea creciente sobre el resto de modalidades. Así, uno de cada tres alumnos matriculados lo está en Formación Profesional de Grado medio sobre el alumnado de Bachillerato, y si consideramos los grados superiores, se logra un ratio del 50%
En consonancia con este parque académico y el análisis socioeconómico, entendemos FP dual como un itinerario formativo orientado a la obtención de una cualificación profesional que frene el abandono escolar y facilite al alumno la inserción laboral. Este modelo, al estar íntimamente vinculado con las empresas y al profesorado, se basa en transferencia de conocimientos.
Además de aprender trabajando esta rama de la FP tiene beneficios para las empresas y los centros educativos: los primeros, porque reciben una instrucción más completa al poder formarse en un entorno real de trabajo; las compañías, porque les permite incorporar personal cualificado y formado en la cultura y los procedimientos de la empresa; y las escuelas porque participan de la transferencia de conocimientos en un ciclo de retroalimentación y adaptación constante.
Es un modelo en que la empresa y los centros educativos son coparticipes de los procesos de enseñanza y aprendizaje, logrando trabajadores ligados a la evolución del modo empresarial formados en la cultura de empresa. Es, por tanto, un modelo a incentivar, promover y demandar las ayudas necesarias para su consolidación, convertirla en el eje del emprendimiento y catalizador del intraemprendimiento empresarial.