La depreciación de las monedas de países emergentes ha sido un factor determinante en el devenir de la coyuntura económica mundial en 2018. Esta situación se fundamenta en diversos motivos, como las subidas de tipos de interés en Estados Unidos, la guerra comercial entre las principales potencias mundiales o los conflictos geopolíticos.
La pérdida de valor de las monedas en mercados emergentes ha incidido de forma negativa en sus economías, fundamentalmente a la hora de obtener financiación por parte de inversionistas extranjeros, que prefieren mover su dinero a mercados más consolidados y con menor riesgo.
Otros factores que pueden incidir en la depreciación o devaluación de una moneda se asocian con un aumento en la cantidad de dinero que circula en un país sin que se produzca una correspondencia de incremento real en la riqueza del mismo, así como con un repunte de la demanda de moneda extranjera o una disminución en el uso de la moneda doméstica.
Además, por todos es sabido que las monedas y billetes no tienen un valor por sí mismos, sino que son una representación de la riqueza que tiene un determinado país. Los bancos centrales de los distintos países son las instituciones encargadas de respaldar y dar valor a sus monedas por medio de la gestión y control de su riqueza.
Diferencia entre depreciación y devaluación
La pérdida de valor de una moneda nacional respecto a otra moneda extranjera (modificación del tipo de cambio) está directamente relacionada con dos conceptos similares que se utilizan a menudo y de forma errónea como sinónimos, y que tienen significados diferentes. Hablamos de la depreciación y la devaluación.
La depreciación de una moneda es una disminución del valor nominal de esta como consecuencia de la variación del precio de las divisas en el mercado financiero. Se produce, por tanto, en un escenario de libre fluctuación del tipo de cambio, que se construye en base a la acción recíproca de la demanda y la oferta en el mercado.
Sin embargo, la devaluación de una moneda es una instrumentalización que realiza el Banco Central de un determinado país mediante la cual disminuye el valor de la divisa con respecto a otras monedas extranjeras.
Normalmente, suele hacerse mediante la impresión de más billetes que se ponen en circulación en el sistema financiero.
Por tanto, estos dos conceptos están relacionados con los intercambios internacionales y el comercio de divisas, suponiendo en ambos casos un abaratamiento de la moneda nacional frente a otra moneda extranjera. La diferencia entre ellos radica en la “intervención” del gobierno de un determinado país en el caso de la devaluación, mientras que la depreciación obedece a movimientos “naturales” de la coyuntura económica mundial.
Efectos y riesgos de la depreciación de las monedas. ¿Cómo afecta a un país?
Una de las principales consecuencias de la devaluación de la moneda es el encarecimiento de las importaciones, ya que al tener un menor valor la divisa nacional frente a la extranjera, se necesita una mayor cantidad de dinero para efectuar esas compras del exterior.
Los efectos en la economía doméstica se puede traducir en una subida de los precios, ya que los trabajadores siguen percibiendo el mismo dinero, pero este ha perdido valor en la comparativa internacional, tensando los precios la citada inflación importada.
Aunque a priori una devaluación de la moneda supone un efecto negativo para la economía del país, pueden surgir oportunidades y ventajas asociadas a la misma. Por un lado, posibilita un incremento de las exportaciones, debido a que los países extranjeros suelen preferir el comercio con países cuya moneda está devaluada, ya que con la misma cantidad de moneda extranjera pueden comprar más bienes y servicios.
Por otro lado, una devaluación de la moneda puede suponer un aumento del turismo internacional, al ser un destino más atractivo para países con divisas más fuertes, que prefieren pasar sus vacaciones en un lugar donde su dinero vale más y pueden obtener mayores servicios por el mismo precio.
Drástica caída en las divisas de países en vías de desarrollo
La guerra comercial y las tensiones mundiales están influyendo en las devaluaciones monetarias que han sufrido los países emergentes en 2018, pasando a ser estas más más significativas aún que los propios aranceles, en cuanto a su repercusión en los mercados financieros internacionales y el crecimiento económico.
El índice MSCI de monedas de mercados emergentes ha caído casi un 17% en 2018, con una depreciación acelerada de las monedas de cinco de los principales países en desarrollo del mundo. El desplome del peso argentino y la lira turca, con depreciaciones puntuales superiores al 40% respecto al dólar, se ha traducido en volatilidad e incertidumbre, con efecto fuga de capitales de otros mercados, disminuyendo la rupia india, el real brasileño y el rublo ruso más de un 10%.
¿Recuperación en 2019?
Según datos de Bloomberg, las acciones, monedas y bonos de las economías en desarrollo han tocado fondo en 2018 y probablemente superarán los activos de países desarrollados en 2019. Este cambio previsto se sustenta en una Reserva Federal menos enérgica, que retrasa sus proyecciones de subida de tipos de interés y alivia en parte los préstamos en dólares de países emergentes.
Al mismo tiempo, se espera una disminución de las tensiones en la guerra comercial y una menor desaceleración de la economía china, lo que podría favorecer a los mercados emergentes y sus divisas, que han sufrido en 2018 la mayor depreciación de sus monedas desde la crisis de China en 2015.