La huella de carbono es el impacto que provocamos los seres humanos en el medio ambiente. Se determina en función de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) que genera dicha actividad. Su unidad de medida es masa de CO2 equivalente. Este concepto calcula las emisiones de gases de efecto invernadero de forma directa o indirecta. Gracias a él podemos cuantificar su impacto y conocer las posibilidades de reducir los costes y las emisiones.
Hoy en día, casi todas las actividades que realizamos (movilidad, alimentación, procesos de fabricación…) y bienes que consumimos y utilizamos (electrodomésticos, productos del hogar, calderas, refrigeradores,…) implican un consumo de energía, lo que significa contribuir a las emisiones a la atmósfera y, de esta forma, participar en el calentamiento global del planeta.
Pero de todas las actividades, la empresarial siempre ha sido la más señalada por contribuir con su ejercicio al aumento de los gases de efecto invernadero y, por ese motivo, son muchas las empresas que se ponen a la cabeza de la sostenibilidad medioambiental y tratan de reducir los consumos energéticos y de materiales que utilizan. Esto se debe a que los empresarios han tomado conciencia de la importancia de gestionar la eficiencia energética y de reducir la huella de carbono, además, de entender las consecuencias económicas y reputacionales que conllevaría su no tratamiento y el no ser respetuosos con el medioambiente.
Las empresas, imprescindibles para reducir la huella de carbono
Las empresas son agentes sociales imprescindibles para lograr la transformación hacia una sociedad baja en carbono. Por responsabilidad, por impacto y por capacidad de acción, tienen un papel esencial en la lucha contra el cambio climático y pueden hacer mucho: desde la contribución a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS 13) hasta la gestión sostenible de su cadena de valor, de las relaciones con la comunidad, de los procesos productivos y de los bienes y servicios. No sólo gestionando riesgos, también buscando y promoviendo nuevas oportunidades.
España tiene el firme compromiso europeo de alcanzar la economía neutra en carbono antes de 2050. En el borrador de “Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2030” se identifica el objetivo de convertir España en un país climáticamente neutro a medidos de este siglo. Lo anterior requiere reducir las emisiones brutas de gases de efecto invernadero en al menos el 90% en 2050 respecto al año 1990. Para ello se aplican distintas normas en materia de políticas públicas o iniciativas empresariales que facilitarán la transformación de la economía para que nadie se quede atrás. Apostar por las energías que garantizan una mayor sostenibilidad permite una gestión adecuada de las empresas que las utilizan, ya que examinan a conciencia el impacto de su huella de carbono y eso les permite reducirla.
Cómo medir la huella de carbono
Para poder reducir la huella de carbono es necesario realizar unas mediciones adecuadas de la misma. Estas mediciones deben estar basadas en metodologías internacionalmente reconocidas que definan su alcance, y recopilen y analicen datos, tanto de las emisiones directas como de las indirectas. Gracias a ellos se elaborarán los informes finales y certificaciones y, por supuesto, se podrá establecer un plan de acción efectivo en el que se detallen los objetivos de reducción mediante acciones y medidas concretas.
El cálculo de la huella de carbono permite identificar cuáles son las principales fuentes de emisión de gases efecto invernadero de una empresa. Se trata de recopilar los datos referentes a los consumos de materiales y energía de una empresa y traducirlos en emisiones de CO2 equivalentes, con el fin de contar con un inventario de emisiones lo más completo y fiable posible. Una vez calculada la huella de carbono, se guarda un registro mediante un sistema estandarizado. Los más utilizados son GHG Protocol e ISO 14064.
Para las empresas, el cálculo de la huella de carbono se configura como referencia o punto de partida. Su registro hace a las empresas conscientes del impacto que generan y permite implementar las acciones más efectivas para la reducción de emisiones o compensar, en caso de no poder evitarlas, en proyectos de compensación.
Algunas de las medidas con las que reducir la huella pueden suponer cambiar ciertos hábitos y adquirir otros más respetuosos con el entorno, reorganizar los espacios y ajustarse a las nuevas medidas de eficiencia energética y los cambios tecnológicos y digitales.
Medidas para reducirla huella de carbono en las empresas
Algunas empresas muy concienciadas se preocupan de abordar esta situación de diferente manera. Todo empieza por un cambio de enfoque que permita implementar políticas que redunden en la reducción de los gases de efecto invernadero, esto es, en reducir la huella de carbono, y de esta forma conseguir un impacto positivo tanto medioambiental como en el ámbito social.Algunas de las actuaciones que se llevan a cabo son:
- Inscribirse en registros de la huella de carbono.
- Desarrollar un Proyecto Clima del Fondo de Carbono para una Economía Sostenible.
- Reducir el consumo de materias primas, energía o de productos.
- Compensar la huella de carbono: realizando una aportación económica voluntaria a proyectos que consiguen reducir una cantidad de CO2equivalente.
- Reducir el uso de energía:
Emplear bombillas de alta eficiencia energética
Contratar energía procedente de fuentes renovables
Cambiar los gases refrigerantes por otros con menor potencial de calentamiento global
Programar el apagado y desconexión automática de los equipos
Promover el trabajo flexible, para reducir el número de horas de los empleados en las instalaciones
- Apostar por el abastecimiento sostenible: contar con proveedores o intermediarios que también tengan registrada la huella de carbono
- Reducir o adaptar la movilidad de los trabajadores
En relación a esta última medida, en España el sector transporte representa el 25% de las emisiones totales, de las cuáles el 95% procede del transporte por carretera.Por este motivo, tienen tanta importancia las políticas de movilidad implantadas por las empresas con el objetivo de reducir la huella de carbono. Ejemplos de medidas para que el transporte sea más sostenible son:
- fomentar el uso de medios de transporte más eficientes,
- ofrecer ventajas a quienes acudan al trabajo en transporte público o colectivo, en bicicleta o andando,
- reducir los viajes en avión,
- apostar por las videoconferencias,
- introducir una flota de vehículos eléctricos, etc.
Por otra parte, en las oficinas se puede reducir el consumo de papel, ya que es el tercer emisor de gases de efecto invernadero. Los dispositivos móviles y los sistemas de almacenamiento cloud permiten tener toda la documentación disponible en cualquier lugar y momento con una conexión a Internet sin necesidad de imprimir toneladas de papel. Otra acción conveniente que se lleva a cabo en las empresas es cambiar la iluminación y optar por tecnología led, que tiene la capacidad de ahorrar dos tercios de energía.
Según la guía del Pacto Mundial “El sector privado ante los ODS. Guía práctica para la acción”, otras acciones podrían ser:
- Implantar sistemas de gestión ambiental certificados conforme a las normas ISO
- Disminuir gradualmente el uso de combustibles
- Formar a empleados, proveedores y grupos de interés en la lucha contra el cambio climático
- Utilizar los productos y servicios de la empresa para encontrar soluciones al cambio climático
- Crear campañas de publicad y marketing para concienciar a la población sobre los impactos negativos del cambio climático
Además de que las empresas desarrollen actuaciones como estas, el personal de las empresas puede contribuir si desde la dirección de las mismas se les inculcan las tres erres, conocidas también como las 3 R de la ecología: reutilizar, reducir y reciclar. Las 3R pretenden desarrollar hábitos de consumo responsable, conciencian a tirar menos basura, a ahorrar dinero y a ser un consumidor más responsable, reduciendo así tu huella de carbono.
En definitiva, la huella de carbono es un problema de todos, pero si las empresas se preocupan de ser sostenibles, transmiten ese valor a sus grupos de interés y consiguen reducir su impacto medioambiental, se estará en línea de conseguir el objetivo de ser neutro en carbono.