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Emprendimiento femenino en España: ¿misión posible?

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El informe que anualmente realiza MasterCard sobre el índice de mujeres emprendedoras ha incluido a España en el ‘top 10’ de economías mundiales en las que mejor pueden emprender las mujeres y dibuja un panorama optimista para la iniciativa femenina en nuestro país

18 Jan 2022

5 Min de lectura

¿Cuál es la situación del emprendimiento femenino en España? En nuestro país, cada día más mujeres apuestan por poner en marcha su propio negocio y ya existen más de 650.000 mujeres emprendedoras, sin embargo, el perfil del empresario sigue siendo principalmente masculino.

 

Cabe destacar que la media de nuevas mujeres empresarias en España está por encima de los parámetros europeos. Ojo al dato. El número de nuevas emprendedoras se sitúa en nueve por cada diez hombres, mientras la cifra en Europa es de seis por cada diez.

 

Pese a los progresos, los datos de la Seguridad Social correspondientes al primer trimestre de 2021 revelan que los hombres dados de alta como autónomos representan el 64,4% del total de este segmento de población activa, mientras las mujeres constituyen el restante 35,6%. La brecha es aún notable.

 

Por sectores, el que cuenta con más mujeres es el de servicios, donde la cifra alcanza el 42%, aun así sigue existiendo una diferencia entre trabajadoras autónomas y empleadas por cuenta ajena, ya que en este último ámbito la inserción laboral de la mujer alcanza el 47%, un 5% más.

 

Estas diferencias son aún incuestionables. No obstante, el Informe Global Entrepreneurship Monitor (GEM) señala que la cifra de emprendedoras ha ido en aumento España los años 2019 y 2020. El documento indica que el 48,4% de los emprendedores en ese período de tiempo fueron mujeres, frente al 51,6% de hombres. La distancia, se acorta.

 

¿Y quiénes son las mujeres que optan por situarse al frente de su propio negocio? ¿Cuál es su perfil? La mujer que inicia su propia aventura empresarial en nuestro país en los últimos años tiene entre 35 y 50 años, en 2 de cada diez casos dispone de estudios superiores y en tres de cada diez posee formación profesional.

 

Según el Global Entrepreneurship Monitor, España recibe una calificación de 4,7 en materia de apoyo al emprendimiento, lo que la sitúa por detrás de países de nuestro entorno como Noruega, Alemania o Austria, pero por delante de otros como Italia, Suecia o Polonia a la hora de favorecer la iniciativa por cuenta ajena.

 

España, en el top ten del emprendimiento femenino

 

A su vez, el informe que anualmente realiza MasterCard sobre el índice de mujeres emprendedoras ha incluido a España en el ‘top 10’ de economías mundiales en las que mejor pueden emprender las mujeres y dibuja un panorama optimista para la iniciativa femenina en nuestro país.

 

Pese a que el COVID ha supuesto un punto de inflexión difícil de superar en muchos aspectos, según el citado estudio, el 42% de las mujeres que ya tenían en marcha su propia iniciativa han modificado su modelo de negocio, pasando sobre todo del comercio tradicional al e-commerce, y tres de cada diez han sido capaces de identificar nuevas oportunidades de negocio y aprovecharlas. Lo que denota que nos enfrentamos a una población que sabe adaptarse a los cambios, aprovecharlos y persistir satisfactoriamente en su empeño de florecer económicamente.

 

El Directorio Central de Empresas DIRCE registró 1.899.810 empresas cuyo soporte legal es una persona física a final del año 2020. Ello constituye el 55,8% del total de empresas (3.404.428) y  el 36,7% de las mismas tienen al frente a una mujer.

 

Entre todos estos datos oficiales, lo más evidente es que su nivel de representatividad no es homogéneo en todas las actividades económicas. Las vinculadas a la enseñanza, la sanidad y los servicios sociales registran una presencia mayoritaria de mujeres empresarias (55,6%) y en el comercio minorista y el resto de servicios la presencia de mujeres, aunque no es mayoritaria, sí que es muy relevante, con un 46,3% y 43,7%, respectivamente.

 

Los apoyos constituyen elementos de refuerzo a la hora de emprender. Eso es de sobra conocido. Muchos programas e iniciativas procedentes de asociaciones empresariales, así como de entidades sociales que en muchos casos cuentan con apoyo de entidades financieras están destinados a promover la actividad empresarial femenina. Estos programas facilitan formación, mentorización y financiación de sus proyectos, según sus características específicas.

 

Por otra parte, hay que destacar que, además, existe una amplia oferta de servicios de financiación por parte de las entidades financieras, que dan cabida a los primeros negocios y nuevas iniciativas empresariales de cualquier género.

 

A su vez, la Administración tiene una amplia red de apoyos, mediante diversos planes específicos para tratar de equilibrar la foto de género en el ámbito empresarial, incluso en el ámbito internacional.  El Plan de Apoyo a la Mujer Trabajadora (del Instituto de la Mujer y el Ministerio de Servicios Sociales e Igualdad), el Plan de Choque por el Empleo Joven (2019-2021) para mujeres menores de 30 años, el Programa de Apoyo Empresarial a Mujeres de la Cámara de Comercio (PAEM) o el Programa Desafío Mujer Rural, entre muchos otros, son un ejemplo.

 

Y en lo concerniente a los trabajadores autónomos, existen beneficios como la bonificación del 30% de la cuota de contingencias comunes a menores de 35 años durante 36 meses (máximo); la bonificación del 100% por hijo o la cuota fija de 60% euros durante 12 meses para las mujeres de baja por maternidad, adopción, acogimiento o tutela.

 

Las brechas existen y son innegables, pero quizás con un poco más de tiempo seamos capaces de asistir a una generación de iniciativas de negocio más paritaria que la hemos vivido años atrás, en la que el emprendimiento femenino sea una realidad.

 

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