El ahorro, según señala la teoría económica, es la parte de la renta que no se consume y, su comportamiento, tiene una gran incidencia sobre la producción agregada de un país tanto a corto como a largo plazo.
El ahorro de una economía depende de dos factores:
1. de la propensión a ahorrar, es decir, de la preferencia que muestran las familias entre ahorrar o consumir
2. del nivel de renta, ya que a mayor renta mayor capacidad potencial de ahorro.
Las Cuentas no Financieras de la Economía Española que publica periódicamente el INE nos permiten conocer la situación y la trayectoria de esta macromagnitud.
¿Cuáles son las tasas de ahorro de las familias españolas?
Desde que comenzó la pandemia del COVID-19, la renta disponible de los hogares se ha reducido significativamente pero el consumo se ha comprimido a un ritmo aún mayor.
En concreto, en el primer trimestre de 2020, a pesar de que se inició el confinamiento en la segunda mitad de marzo, la renta disponible bruta registró un incremento interanual de 2.248 millones de euros (1,3%) mientras que el gasto en consumo se redujo en 9.912 millones (-5,5%).
En el segundo trimestre, la reducción de la renta disponible de los hogares, ya severamente afectada por la caída de la actividad económica, ascendió a 18.564 millones (-8,8%) y la del gasto en consumo a 41.766 millones (-23,9%).
El saldo de las variables anteriores, renta frente a consumo, determina el ahorro bruto de los hogares españoles, obteniéndose que en el agregado del primer semestre de 2020 los hogares acumularon un ahorro bruto de 62.465 millones de euros, lo que supone un incremento interanual de 35.573 millones (132,3%). De este modo, la tasa de ahorro bruta alcanzó en el primer semestre el 17,0% de la renta disponible (12,9% la tasa de ahorro neta), lo que supone un incremento interanual de 11,0 puntos porcentuales (10,5 p.p. en la tasa neta).
El comportamiento de la tasa de ahorro bruta ha sido contrapuesto en los dos primeros trimestres de 2020, situándose en el 1,3% de la renta en el primer trimestre (-13,6 p.p. interanual) y en el 31,1% en el segundo (+36,9 p.p.), o en otras palabras, el ahorro se redujo con fuerza en el primer trimestre y se disparó en el segundo.
¿Ahorramos más o menos que los países de nuestro entorno?
En relación con los UE-28, la tasa de ahorro de los hogares españoles ha sido tradicionalmente más reducida, situándose en torno al 6% desde 2012, mientras que en el promedio de la UE ronda el 10% en el mismo período. Estas diferencias se acentúan con los países de mayor renta per cápita, caso de Alemania, Austria o Suecia, con tasas de ahorro cercanas al 18%, aunque con la excepción de Reino Unido (en torno al 6%) con tasas de ahorro similares a las de España desde 2016.
La evolución del ahorro en el segundo trimestre de 2020, período en el que la mayoría de los países europeos ha implementado medidas de confinamiento y de restricciones de la movilidad, ha sido al alza. En concreto, en Reino Unido la tasa de ahorro alcanzó el 29,7% (+22,3 p.p. interanual), en Alemania el 20,1% (+9,9 p.p.), en Italia el 19,3% (+9,1 p.p.) y en Francia el 27,4% (+12,7 p.p.), cifras que muestran una trayectoria coincidente con España aunque con incrementos interanuales más moderados.
¿A qué se debe este comportamiento del ahorro?
El fuerte incremento experimentado por el ahorro de las familias en el contexto actual puede explicarse tanto por la imposibilidad de poder consumir determinados productos (turísticos, comerciales, hosteleros, deportivos, culturales, etc.) debido a las restricciones a la actividad y la movilidad como por motivo precaución, ahorro ante la pérdida de ingresos a corto plazo de las familias y la incertidumbre económica y laboral.
El primer factor, que se denomina ahorro forzoso o no planificado, ha sido común a la mayoría de las economías europeas (con la excepción de Suecia), mientras que el segundo, ha afectado con mayor intensidad a los hogares españoles como consecuencia de una estructura productiva con más contribución de las actividades anteriormente mencionadas y un mercado de trabajo con mayor peso de la contratación temporal que ha elevado la percepción del riesgo a perder ingresos y empleo.
¿Puede producirse la paradoja del ahorro en la situación actual?
Uno de los principales efectos macroeconómicos a corto plazo de un incremento sustancial de la tasa de ahorro es la caída de la demanda y, en consecuencia, del PIB, con su consiguiente impacto sobre el empleo. Si las causas que han ocasionado la reducción del consumo (y aumento del ahorro) son coyunturales y la demanda embalsada se libera cuando desaparecen las causas que la originaron, los efectos sobre el PIB y el empleo serán transitorios y se revertirán en los meses siguientes.
Por el contrario, si los hogares perciben que su situación, en términos de renta y empleo, no van a mejorar en el medio plazo seguirán manteniendo o incluso incrementando su tasa de ahorro por motivo precaución, produciendo nuevas caídas adicionales del PIB y del empleo. En este último caso nos encontramos ante la denominada paradoja del ahorro o paradoja de la frugalidad, es decir, el incremento de la tasa de ahorro se convierte en un lastre para el crecimiento económico.
El comportamiento observado en la economía española con reducciones significativas de la renta pero aún más intensas del consumo se han traducido en mayores caídas del PIB y del empleo y, al mismo tiempo, peores expectativas de recuperación que las principales economías de la UE, evidenciando que el ahorro forzoso está impactando negativamente en la economía española.
Sin embargo, la caída del consumo interno tanto nacional como turístico, así como el PIB y el empleo asociado a los mismos debería recuperarse a un ritmo notable una vez que las restricciones actuales desaparezcan, dado que las causas que lo han provocado entendemos que son fundamentalmente coyunturales, lo que impediría a medio plazo el círculo vicioso que propugna la paradoja del ahorro o de la frugalidad.
¿Dónde hemos colocado nuestro ahorro?
Los hogares españoles mantenían, al cierre del segundo trimestre de 2020, un saldo del ahorro financiero de 2,36 billones de euros (según INVERCO), lo que ha supuesto un incremento respecto al trimestre anterior de casi 77 mil millones de euros, de los que unos 66 mil millones se corresponden con las operaciones financieras netas.
Del saldo total, el 41,0% se encuentra en efectivo y depósitos, el 26,1% en inversión directa, el 16,0% en seguros y planes de pensiones, el 13,8% en instituciones de inversión colectiva y el 3,9% restante en otros instrumentos. La mayor parte del aumento del ahorro financiero del segundo trimestre se localizó en la partida de efectivo y depósitos, unos 39 mil millones de euros.