La economía española se estima que puede cerrar en 2018 con un crecimiento cercano al 2,5%, alrededor de medio punto inferior al estimado para 2017. La incertidumbre generada por las tensiones comerciales y los riesgos geopolíticos, así como el agotamiento de los vientos de cola (política monetaria, medidas fiscales expansivas, precios del petróleo) han marcado, en gran medida, la trayectoria de la economía en el último año.
Se han confirmado así las expectativas de desaceleración que se tenían a finales de 2017, aunque con un impacto moderado. De este modo, el Producto Interior Bruto (PIB) -principal referente utilizado para evaluar la situación económica de un país- continúa creciendo en España a mayor ritmo que en los países de nuestro entorno (alrededor del 2% en el conjunto de la Zona Euro).
El crecimiento de la economía española en 2018 se ha sustentado en la demanda interna, destacando el especial dinamismo de la inversión, que al tercer trimestre del año (última información disponible) crecía a una tasa superior al 6%, respecto al mismo periodo de 2017. Por su parte, el consumo de los hogares ha crecido a una tasa superior al 2%, si bien a lo largo del año se ha producido una cierta desaceleración en su ritmo de avance.
Sin embargo, la aportación del saldo exterior neto al crecimiento del PIB habría sido negativa, como consecuencia del menor crecimiento de las exportaciones. El contexto exterior menos favorable ha incidido en esta evolución, creciendo las exportaciones de bienes y servicios un 0,4% en el tercer trimestre, frente al crecimiento superior al 5% que se registró en 2017.
La demanda turística y la oferta
Esta desaceleración ha sido más evidente en las exportaciones de servicios, con un perfil más negativo en los servicios no turísticos. No obstante, la demanda turística ha mostrado un menor crecimiento en 2018, tras los máximos alcanzados el año anterior. Solo los establecimientos hoteleros habrían acogido en el último año (a falta de los datos de diciembre) más de 99 millones de viajeros, que realizaron casi 324 millones de pernoctaciones, dos tercios de ellas por extranjeros, registrando, precisamente esta demanda extranjera, una ligera contracción, compensada por la demanda nacional.
Desde el lado de la oferta, destaca el fuerte ritmo de crecimiento que ha mantenido el sector de la construcción a lo largo de 2018 (superior al 7% hasta el tercer trimestre), así como el dinamismo de los servicios (que suponen alrededor de dos tercios del PIB), con un crecimiento cercano al 2,5%. Sin embargo, la industria habría mostrado un menor ritmo de avance, y más moderado en la segunda mitad del año.
Evolución positiva del empleo
Coincidiendo con este crecimiento del PIB, el empleo también mostró una evolución positiva en 2018, creciendo alrededor de un 2,5%, con un incremento relativo más destacado en el sector de la construcción.
No obstante, el número de ocupados (superior a los 19,5 millones) es todavía inferior al existente antes de la crisis (mediados de 2007), al tiempo que la tasa de paro continúa siendo superior a la previa a la crisis (14,6% en el tercer trimestre de 2018, frente a algo menos del 8% en la Zona Euro), en un contexto de estancamiento de la población activa.
Crecimiento económico para 2019
Las previsiones para este año 2019 señalan que la economía española podría crecer entre un 2,2 y un 2,3%, impulsada de nuevo por la demanda interna. Sin embargo, la aportación de la demanda exterior neta podría restar alguna décima al crecimiento, algo menos que en 2018, ya que al mayor crecimiento de las exportaciones podría unirse un mantenimiento en el ritmo de avance de las importaciones.
El consumo de los hogares puede incrementarse alrededor de un 2% en el conjunto del año, en torno a medio punto menos que en 2018, apoyado en la creación de empleo y las posibles mejoras salariales, al tiempo que la inversión podría crecer más de un 4%. Asimismo, el sector de la construcción podría progresar a una tasa más elevada que el conjunto de la economía, en tanto que el sector servicios lo haría a un ritmo similar.
Igualmente, a lo largo de 2019 se mantendría el perfil ascendente del empleo, y el número de ocupados podría aumentar en todos los sectores productivos, destacando en términos relativos el crecimiento previsto en la construcción, cercano al 4%. Esta creación de empleo permitiría una nueva reducción de la tasa de paro, que se situaría en torno al 14%.
No obstante, no hay que olvidar que estas previsiones se están realizando en un entorno de elevada incertidumbre. La escalada en las tensiones comerciales, el cambio de orientación en la política monetaria del Banco Central Europeo, la salida de Reino Unido de la Unión Europea (Brexit) o la incertidumbre política podrían afectar a estas expectativas de crecimiento de la economía española en 2019.