El pasado 14 de mayo, el presidente ejecutivo de Unicaja Banco, Manuel Azuaga, escribió en el periódico “El Español” una de las frases más acertadas que he leído en mucho tiempo:
“Administraciones públicas, patronales y empresas debemos evitar que la digitalización se convierta en una barrera para el desarrollo de muchas pymes.”
Esta frase pone de manifiesto algo que muchos estábamos anticipando: “El presente de nuestro tejido empresarial pasa por su capacidad para digitalizarse”.
La digitalización lleva años cambiándolo todo. Primero cambió la forma de relacionarnos entre amigos y familiares, con un papel destacado de las RR.SS. y los teléfonos móviles. Después, y de forma paralela, modificó los procesos de compra y de financiación de multitud de negocios (compras online, pagos peer2peer, crowdlending, perfilados dinámicos, etc.). Y esto, sí que lo ha cambiado todo.
Hasta la llegada de la COVID-19, muchos pensaban que el cambio no había llegado a su sector, o que les llegaría mucho después. Pero la pandemia ha demostrado que la sociedad es, y puede ser, cada vez más digital.
Hoy en día, rentabilizar tu modelo de negocio fuera del mundo digital no sólo no es realista, sino sumamente arriesgado. En España, con un 98% del tejido empresarial sustentado en pymes, si hablamos de digitalizar modelos de negocio, hablamos de digitalizar pymes.
¿En qué consiste digitalizar una pyme?
Se han escrito ríos de tinta para responder a esta pregunta, yo lo simplificaré un poco:
“Digitalizar una pyme es introducir en su modelo de negocio el uso de nuevas tecnologías nacidas para explotar al máximo un mundo digital (internet)”.
No obstante, al leer esto, cualquier empresario pensará:
1. Necesito saber qué tecnologías utilizar.
2. En qué parte de mi modelo de negocio o cadena valor las debo incluir.
3. Cuánto me va a costar vs lo que espero ganar.
Al responder estas cuestiones, son cruciales las diferencias entre una pyme y una gran empresa.
Digitalización: PYME vs Gran Empresa
Las grandes empresas (un 2% del total) tienen recursos financieros, técnicos y personales dedicados exclusivamente a responder las cuestiones anteriores, por lo que la mayoría acaban implementando las innovaciones adecuadas para adaptar sus modelos de negocio a los cambios. El resto, si no son capaces de hacerlo, se ven abocadas a su declive y a ser reemplazadas por otras mejor adaptadas. Sin embargo, y en términos netos, podríamos decir que, en mi opinión, la riqueza que generan las grandes empresas no se pierde, sino que incluso puede incrementarse durante el proceso de digitalización. El problema surge en el otro 98%, las pymes, dentro de las cuales un elevado número carece de falta de recursos (técnicos, financieros, humanos) para identificar las mejores innovaciones que les permitan adaptarse (digitalización), lo que les puede impedir competir en un mundo cuasi digital.
¿Qué opciones tenemos?
Simplificando mucho, diría que dos:
- Dejar que el mercado haga su criba natural. Las empresas que sepan adaptarse sobrevivirán y el resto desaparecerán por el camino. Esta opción podría ser válida para grandes empresas, dónde no es descabellado suponer que la mayoría se digitalizarán, y que las que no lo hagan serán sustituidas por otras mejor adaptadas, manteniendo, o incluso aumentando, la riqueza neta que generan. Pero en el caso de las pymes, su falta de recursos y capacidades para transformarse, podría conllevar la desaparición de buena parte de ellas, generando una pérdida de riqueza cuyo coste social, laboral e institucional fuera demasiado difícil de asumir.
- Convertir la digitalización de las pymes en una cuestión de Estado. Aprendamos de revoluciones industriales pasadas, y que Gobierno e Instituciones (públicas y privadas) se unan para elaborar y ejecutar un plan de transformación digital para la mayor cantidad posible de pymes. Minimicemos la pérdida de riqueza en el corto plazo y creemos las bases de su incremento en el medio y largo.
¿Cómo puede ayudar la Banca?
Apoyando la reconversión de nuestras pymes hacia el mundo digital y movilizando recursos financieros necesarios para mantener la riqueza del país en el medio y largo plazo.
Se puede traducir este apoyo en tres líneas estratégicas:
1. Impulsar líneas de financiación específicas vinculadas al uso de nuevas tecnologías para la digitalización de modelos de negocio en pymes.
2. Democratizar el uso de la tecnología ofreciendo los propios servicios tecnológicos de la banca para que las pymes:
- Exploten sus datos y vean facilitada la toma de decisiones, tanto operativas (políticas de precios, horarios de venta, etc.) como estratégicas (gestión de proveedores, inversiones, etc.). Hablamos de IA y BigData.
- Exploten los canales digitales en los que se encuentran sus clientes y aumenten sus probabilidades de venta. Hablamos de webs, apps, ecommerces, marketing digital, RR.SS., etc.
3. Ofrecer las capacidades de innovación y transformación para ayudarles a dirigir el cambio en sus empresas. La banca lleva años envuelta en un enorme proceso de transformación y digitalización que la ha hecho más eficiente, productiva, segura e innovadora. Es momento de compartir ese conocimiento.
La supervivencia de las pymes es vital para la supervivencia del país, y si queremos tener un futuro exitoso, todos (Gobiernos, AA.PP. y Agentes sociales) debemos sentir la obligación de unirnos en su digitalización.