Cada 28 de enero se conmemora el Día Europeo de la Protección de Datos Personales. Es un tema de mucha importancia y muy regularizado en el viejo continente, pues además de instituciones públicas, muchas empresas del ámbito privado que venden sus productos o prestan servicio a los ciudadanos guardan en sus bases de datos una cantidad incalculable de datos personales.
Sin duda, la industria bancaria, por las características de sus funciones, posee muchos datos privados de personas que, además de estar sometidos a un riguroso tratamiento legal, están protegidos para evitar el robo de los mismos por terceros… Pero antes de introducirnos de lleno en este asunto, veamos brevemente cuál es el origen de que celebremos el Día Europeo de la Protección de Datos Personales.
Hoy, 28 de enero de 2021, se cumple el 40 aniversario de la firma del primer tratado internacional en materia de protección de datos, el Convenio nº 108 del Consejo de Europa, de 28 de enero de 1981, para la protección de las personas con respecto al tratamiento automatizado de datos de carácter personal.
Conmemorando dicho Convenio, en el año 2006, el Consejo de Europa y la Comisión Europea, junto con las Autoridades de Protección de Datos de los estados miembros de la Unión Europea, acordaron establecer el 28 de enero como el Día Europeo/Internacional de la Protección de Datos Personales, con el objetivo de concienciar y ayudar a los ciudadanos a comprender sus derechos y responsabilidades en materia de protección de datos y privacidad.
Desde la firma del primer tratado internacional ha llovido mucho, la normativa en materia de protección de datos necesariamente ha evolucionado en sincronía con los avances derivados de la transformación digital de la sociedad, persiguiendo lograr el equilibrio entre modernización y tutela del derecho fundamental a la protección de las personas físicas en relación con el tratamiento de sus datos personales.
Cómo combinan los bancos las nuevas tecnologías y la protección de datos
El sector bancario apuesta por una línea de actuación basada en la potenciación de las nuevas tecnologías como el camino para lograr mayor competitividad y ofrecer, así, un mejor servicio a sus clientes. El reto está en incorporar las garantías que contempla la normativa en la gestión y protección de datos de los usuarios, adaptándolas a las características específicas de la industria bancaria, cuyo papel puede considerarse clave en el panorama actual.
La generalización del uso de internet y los dispositivos móviles ha cambiado definitivamente la forma en que los clientes bancarios interactúan con su entidad financiera y son los hábitos de consumo y el uso bancario los que marcan la estrategia de transformación del sector, si bien, las entidades están abordando este cambio teniendo muy presente la seguridad y privacidad de los datos personales de los usuarios. No olvidemos que la banca es uno de los sectores más regulados, estando sometido a continuos controles de instituciones nacionales e internacionales, dado que, desde su nacimiento, tiene como objetivo proteger el dinero y la información personal de sus clientes.
En este contexto, la enorme cantidad de datos y dispositivos conectados que conlleva la digitalización, debe apreciarse por el cliente bancario como un mundo de mejoras y oportunidades más que como una amenaza, ya que pueden confiar en que las entidades bancarias van a proteger sus datos, con altos estándares de cumplimiento de las normas en materia de protección de datos y las mejores prácticas en materia de privacidad. Ello en coherencia con que la legislación en materia de protección de datos no se opone al tratamiento de los datos con las nuevas herramientas tecnológicas, si bien, sí exige la salvaguarda de la privacidad de manera efectiva, otorgando a los ciudadanos un adecuado control sobre sus datos personales.
Centrándonos en las ventajas que puede reportar a los clientes del sector bancario el uso de sus datos encontramos claros ejemplos de actuaciones que redundan en beneficio de los mismos, tales como personalización de ofertas, lucha contra el fraude, asesoramiento financiero, y en definitiva, disfrutar de numerosos servicios de valor añadido.
Concienciación en la prevención de robo de datos personales
Además, en la nueva era digital, el papel de las entidades bancarias va más allá y se está realizando una importante labor de concienciación sobre la ciudadanía, ofreciendo a sus clientes el adecuado apoyo y ayuda para prevenir y solventar conductas delictivas graves (usurpación de identidad, phishing, ciberataques, carding, etc.) derivadas de un uso inadecuado de datos de carácter personal por parte de los particulares en su día a día, ajeno a la entidad.
Para el aprovechamiento de estas ventajas, es fundamental que los clientes confíen en su entidad y perciban que una utilización adecuada de sus datos conforme a la normativa de privacidad y protección de datos va a redundar en su beneficio. Un factor decisivo para para ello es las entidades bancarias hagan un esfuerzo de transparencia, mostrando a sus clientes las potencialidades que la tecnología ofrece, siempre bajo la premisa de que los datos personales sólo podrán ser tratados de manera lícita, leal y transparente. Además, los datos deberán estar limitados a lo necesario en relación con fines determinados, explícitos y legítimos.
Parafraseando a Tim Cook, CEO de Apple “No vamos a pedir a nuestros clientes que hagan un equilibrio entre privacidad y seguridad. Tenemos que ofrecerles lo mejor de ambos. En última instancia, proteger los datos de otra persona es protegernos a todos nosotros”.
La protección de datos es algo que la Unión Europea se toma muy en serio y por ello, la conmemoración de este Día Europeo de la Protección de Datos Personales es un recordatorio de la importancia que tiene, en la actual sociedad digitalizada aún más, conocer y concienciar sobre los derechos y responsabilidades relacionados con los datos privados.