Hace unas semanas, CEA y Unicaja renovamos el tradicional acuerdo que hemos ido suscribiendo en los últimos años. Un acuerdo que, en esta ocasión, ha ido más allá con la puesta en marcha de la Oficina Empresarial para el Cumplimiento de la Agenda 2030. Una propuesta de CEA en el marco de su iniciativa para liderar la implantación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en las empresas andaluzas.
Este hecho no es meramente ilustrativo, con el fin de detallar a grandes rasgos la renovación del acuerdo, sino que representa un objetivo estratégico -el cumplimiento de los ODS en 2030 por parte de los empresarios andaluces- sobre un factor de la misma naturaleza con el que facilitar ese cumplimiento: que Andalucía cuente con una estrategia financiera propia.
Que sea uno de los ejes de su política institucional. Sea cual sea la administración que esté en el Gobierno de la Comunidad. En unos momentos, además, en los que las políticas monetarias han situado los recursos financieros prácticamente a “pie de calle”, es decir a tipos de interés reales negativos, necesitamos más que nunca que la colaboración público-privada cristalice en esta estrategia financiera para Andalucía.
Informe sobre Financiación de Pymes
En mayo pasado, presentamos desde la SGR Garantia el I Informe Anual sobre Financiación de Pymes y Autónomos en Andalucía. Un documento que recoge el estado y necesidades en materia financiera de las pymes y autónomos andaluces.
En grandes números, de 545.000 pymes andaluzas, según los datos del Directorio Central de Empresas, del Instituto Nacional de Estadística, unas 181.000 necesitaron financiación en 2018, accediendo a ella 160.000, en condiciones óptimas.
El dato llamativo es que las empresas participantes en la encuesta sobre la que se hizo el informe, consideraban que, con la financiación que necesitaban a medio y largo plazo, se podrían crear 75.066 empleos en Andalucía reduciendo el desempleo en cerca del 10% del total en los próximos 3 años. Hasta 2022.
Como vemos, el dato es muy importante. Sin más que el acceso a la financiación habitual, las empresas estiman que se podría rebajar en 10 puntos porcentuales la tasa de paro andaluza. Desde la actual, el 21 por ciento, supondría estar muy cerca de los niveles medios de desempleo de la UE. Un avance imprescindible como podemos suponer.
Si activásemos esa estrategia financiera andaluza, a través del impulso de los instrumentos e instituciones dedicadas a la financiación empresarial, no cabe duda de que podríamos cumplir con esas expectativas a mayor velocidad y con mejores garantías.
Colaboración público-privada
Sin duda, la estrategia corresponde al ámbito de la colaboración público-privada para tener la capacidad de movilizar los recursos financieros de las entidades financieras andaluzas junto a los de las distintas administraciones, lideradas por la Junta de Andalucía.
Con ella, se fortalecería el tejido empresarial andaluz en su conjunto, se ampliaría su capacidad inversora y se llegaría a su fin último, la creación de empleo.
Por otra parte, la estrategia debería mirar hacia los sectores industriales y tecnológicos, es decir, de alto valor añadido, para robustecer el patrón de crecimiento y modernizar el empleo según sus nuevas demandas. En otras palabras, hacer más productivo el modelo.
Pero además, se podría facilitar y estimular la salida para cotizar en los mercados de las empresas andaluzas, el MAB y el Mercado Continuo, y complementarse con otros instrumentos financieros tales como distintos tipos de fondos (capital riesgo, capital semilla, fondos de inversión, etc), con los que impulsar su crecimiento así como la aparición de nuevos proyectos.
Precisamente, este acuerdo entre CEA y Unicaja, es un excelente ejemplo de acción clave en el ámbito organizativo y empresarial de esa estrategia financiera andaluza con la que fortalecer la empresa y el empleo de la Comunidad. Y este debe ser uno de los ejes de la futura política institucional de Andalucía.
