En un año de elecciones locales, autonómicas, nacionales y europeas es bastante lógico que los ciudadanos nos planteemos la pregunta que da título a esta entrada del blog, puesto que en los programas electorales se está hablando mucho de subidas o bajadas de impuestos y de cambios en las prioridades del gasto público, y conviene conocer de dónde partimos. También en periodos de campaña de la renta, cuando tenemos que ponernos al día con Hacienda, es un momento habitual en que nos podemos plantear cuál es el destino del dinero que aportamos a la sociedad como contribuyentes.
En estas breves notas intentaremos dar respuesta a esta inquietud y a otras relacionadas con el Presupuesto de gasto público en España.
El destino del gasto público en España
De acuerdo con los datos publicados por el Ministerio de Hacienda y Función Pública, el gasto público en España durante 2017 (última fuente fiable publicada) tuvo la distribución del siguiente cuadro (cifras en euros de cada 100).
Como puede observarse en el gráfico, la mayor parte del gasto público nacional va destinada a las tres partidas que pueden considerarse ‘servicios públicos esenciales’, esto es, pensiones y prestaciones sociales, sanidad y educación, que suman el 63% del gasto total de la administración. Si realizáramos una estudio comparativo de cómo evoluciona este gráfico en los últimos años, veríamos que el peso de la partida más relevante (pensiones y prestaciones) no ha dejado de crecer en los últimos 20 años, ya sea por el envejecimiento de la población, el incremento del paro durante la crisis o la mayor generosidad del Estado con determinados colectivos con menos recursos.
¿En otros países se gasta de manera distinta?
Cada país tiene sus prioridades en el gasto público, de acuerdo con su situación económica, sus características y su historia. Según Eurostat, España distribuye su gasto siguiendo una pauta muy cercana a la media de distribución de la Unión Europea, pero tiene sus peculiaridades.
Así, nuestro país gasta en pensiones y prestaciones sociales una cifra cercana a la media de la UE, en educación y salud un poco menos que la media, en orden público y seguridad algo más que sus vecinos y en defensa y vivienda bastante menos que la media.
En general, los países de la Unión Europea tienen una configuración del gasto que muestra una economía desarrollada, capitalista y con un estado del bienestar fuerte. En otras zonas del mundo el gasto público contiene un peso más relevante de inversión en defensa o seguridad (Estados Unidos, China, Rusia y, de manera sorprendente, muchos países en vías de desarrollo) o bien han optado por sistemas de previsión social personal que provocan que el presupuesto nacional dedique muy poco importe a pensiones públicas (por ejemplo, Islandia, Corea del Sur o Australia dedican apenas entre el 2% y el 3% de su presupuesto a pensiones).
¿Qué peso tiene el gasto público en la economía española? ¿Es superior al de otros países?
El gasto público en España supone aproximadamente el 40% del Producto Interior Bruto, cifra que sube o baja respecto de dicho porcentaje en función de la situación del ciclo económico: en momentos de expansión queda por debajo de dicha cifra y, en momentos de recesión, ha llegado a alcanzar el 48%.
Como suponemos que conoce el lector, siendo España un país con un estado del bienestar muy desarrollado y con un sistema de pensiones ‘de reparto’, es razonable pensar que el peso del gasto público en su economía es superior al de otros países del mundo. Efectivamente es así.
Sobre los últimos datos publicados, la cifra de España para 2017 (41%), está en línea con Alemania (43%), Reino Unido (41%) o Japón (38%), pero es claramente superior a Estados Unidos (35%) o China (31%). Los países en vías de desarrollo o las economías emergentes muestran porcentajes más modestos. Cifras superiores a España corresponden sobre todo a países europeos donde el sector público es mucho más relevante, como Francia (57%), Finlandia (54%) o Austria (49%).
La sostenibilidad del gasto público en Europa es un reto para los ciudadanos. La conveniencia de la previsión social privada
El modesto crecimiento de la economía europea, la competencia con otros países de fuerte crecimiento económico, el reto de la digitalización y el envejecimiento de la población, representan un indudable reto para los europeos en general y para los españoles en particular, que deberían comenzar a plantearse –desde edades cada vez más tempranas- un adecuado esquema de previsión social que pueda suplir en un futuro una reducción del gasto público en pensiones y prestaciones sociales.
Existe una amplia gama de instrumentos de previsión social, sobre todo planes de pensiones, que pueden ser un método óptimo de prevenir los efectos que los caprichosos vaivenes de la economía pueden tener sobre el gasto público futuro.